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Argentina: Recrudece el conflicto en la industria láctea

El gremio condiciona el pago de bonos extraordinarios que no están en la negociación oficial. El miércoles podría comenzar el paro que complicaría la producción de lácteos.

Durante la última reunión del viernes, las empresas lecheras aceptaron una suba anual del  27,8 por ciento, con una revisión del balance inflacionario recién para abril próximo, tal como lo exigió la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).

Pero el punto de conflicto no estaba con los salarios, sino con el dinero que el gremio quería recaudar de manera directa, interponiendo a la Obra Social del Personal de la Industria Lechera, ya que entendían que debía pagarse por todos los trabajadores afiliados, usen o no la salud gremial, un bono de nueve mil pesos, que luego se intentó extender a 16 mil pesos. Las empresas sólo estaban dispuestas  a pagar por quienes pertenecen al sector y tienen el servicio.  

Las cuentas empezaron a no cerrar y con la comunicación gremial a los trabajadores, llamaban a una semana de medidas de fuerza que comenzaron el sábado pasado y terminarían el domingo próximo, sin trabajo de horas extra o días franco. El impacto en la liquidación de salarios no se medía y la protesta empezaba, pero no quedaba sólo en ese lugar. 

Las industrias lácteas fueron comunicadas en el primer día de las medidas y ya en el fin de semana que para evitar un impacto más álgido en cada una. 

El pedido desconoce que el miércoles próximo habrá una nueva cita paritaria y explican que “es intención de la organización y de sus afiliados evitar acciones sobre aquellas empresas que se avengan a acordar en los términos que a continuación se expresan”. Se refieren al aumento salarial mencionado, agregando una compensación de 15 mil pesos por empleado y el mismo monto “con destino a Atirla, por cada trabajador comprendido en la CCT 2/88”. 

Además de seguir desconociendo a la representación negociadora de las empresas en cada encuentro y cada texto que emite el sindicato, la nota se concluye con una frase muy cercana a lo que se puede entender como una práctica extorsiva, “rogamos a uds. Responder afirmativa o negativamente la aceptación de esta propuesta a fin de poder determinar con precisión el alcance de las medidas gremiales que se implementen”. 

Como respuesta, el Centro de la Industria Lechera (CIL) hizo llegar al sindicato, pero también al Ministerio de Trabajo de la Nación una carta exponiendo la situación y explicando los esfuerzos hechos en esta negociación de semanas. 

Pareciera que una sola empresa a nivel nacional habría aceptado la presión para evitar pérdidas que serían mayores que el pago de estos millones a los empleados y al gremio, sin embargo habría mediado la negociación de la Nación para evitar que en el mediodía de martes comience un paro en todas las plantas, que podría quedar para el miércoles luego de la reunión paritaria. Disimular esta intención sería la estrategia del Gobierno para compensar la voluntad del gremio y el impacto en el humor social. 

Durante las asambleas informativas en las empresas ya no queda mucho de deliberación, los empleados escuchan la exposición de los delegados y no pueden disentir en las decisiones, sin embargo son ellos los que cuentan de la tensión que se genera dentro de cada planta en tiempos como este. Existe una necesidad de financiación del gremio que puede comprenderse, pero una posibilidad de pago que no es justificable bajo ningún aspecto, mucho menos si se toman las formas de hacer conocer esas pretensiones. 

El mayor temor de las empresas es resentir la producción y abastecimiento de lácteos, mientras que el gremio tampoco quiere cargar con esa responsabilidad, interponiendo situaciones como la producción de lácteos con destino social que no encuentran sentido alguno en medio de este tironeo que sólo se explica con dinero. 

Por Elida Thiery | Agrofy News