Potasio, un nutriente clave que ya limita los cultivos del litoral argentino y Uruguay
Durante la tarde del miércoles, el primer día del Simposio FERTILIDAD 2023, dos investigadores en nutrición de cultivos se refirieron a la deficiencia de potasio y sus consecuencias en los rendimientos de los principales cultivos extensivos, una problemática que está afectando seriamente a Uruguay y a Entre Ríos.
El potasio es uno de los tres macronutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. El requerimiento de los cultivos es alto y solo es superado por el de nitrógeno. En Argentina, los suelos deficientes en potasio históricamente han incluido a regiones de las provincias de Corrientes y Misiones, y algunas zonas de Tucumán, pero en general en la región pampeana se presentan niveles elevados. Sin embargo, relevamientos recientes han dejado en evidencia los bajos niveles de potasio de los suelos del este de Entre Ríos. “Estas deficiencias pueden haberse acentuado debido a la elevada extracción sin reposición, como resultado de la intensificación de la agricultura en dicha región”, dijo Juan Orcellet de Nidera Semillas.
En estudios realizados por Orcellet y su equipo en el centro y oeste de Entre Ríos y el sur de Corrientes, en los que se utilizó el potasio intercambiable en el suelo para predecir la respuesta de los cultivos de maíz, soja, trigo y arroz durante las campañas agrícolas 2019/20, 2020/21 y 2021/22, se estableció que allí el nivel promedia los 219 miligramos, con un rango de 33 a 593 miligramos. La mitad de los datos relevados se ubicaron entre 103 y 343 miligramos de potasio intercambiable. En general, la fertilización con potasio generó un aumento de los rindes, con subas del 23% en maíz, 5% en soja, 8% en trigo y 7% en arroz.
“Los rendimientos promedios de los cuatro cultivos se ubicaron en los niveles promedio de los buenos manejos de la región con gran variabilidad entre sitios y campañas. La aplicación de potasio incrementó los rendimientos como tendencia general, sin embargo, estas respuestas fueron muy variables, registrándose respuestas significativas a potasio en el 57% de los ensayos de maíz, el 23% de los de soja, el 25% de los de trigo y ninguno de los de arroz”, detalló el especialista.
A partir de la investigación, se determinó un rango critico de potasio intercambiable de 145 a 204 miligramos por kilo, por debajo del cual la probabilidad de respuesta a la fertilización potásica sería alta, superior al 10% del rendimiento.
Otro punto fundamental a tener en cuenta, además del potasio intercambiable, según Orcellet, es la relación de cationes de calcio y magnesio respecto del potasio, ya que puede afectar la disponibilidad de este último.
A su turno, el Ing. Esteban Hoffman del equipo Técnico de Unicampo de Uruguay contó la realidad de la situación en la agricultura de su país.
El recorrido de la agricultura y la ganadería en Uruguay desde fines del siglo XX hasta fines de la primera década del siglo XXI se caracterizó por un profundo cambio en el sistema productivo, desde dejar de laborear a abandonar el esquema típico, dominado por cultivos de invierno en rotación con pasturas perennes, y establecer un sistema de agricultura continua en base a cultivos anuales con predominancia de soja.
Tanto en los programas de investigación como en los de fertilización a nivel de producción, desde mediados del siglo XX se contemplaban básicamente al nitrógeno y al fósforo, pero el potasio surgió recién a principios del siglo XXI.
“Los elevados niveles de potasio naturales de los suelos agrícolas del Uruguay llevaron a un largo proceso de extracción sin reposición. Junto con el cambio de la agricultura uruguaya, desde principios del 2000 surge la deficiencia de potasio como un nuevo problema, resultado de la caída en los niveles del nutriente en el suelo en las tierras más ricas del litoral oeste, recostados contra el río Uruguay”, contó Hoffman.
A principios de la segunda década del siglo XXI un tercio de las chacras se ubicaba por debajo del nivel crítico de entonces de 0.34 miliequivalentes de potasio en 100 gramos de suelo (equivalentes a 133 miligramos por kilo de suelo), de acuerdo con el ingeniero.
Poco antes de alcanzar el máximo de área agrícola y de soja sembrada en Uruguay, que fue la campaña 2013/14, “comenzaba definitivamente el ingreso de la agricultura uruguaya a la fase de fertilización potásica”, señaló. Hoy, en más del 50% de las chacras uruguayas se aplica el nutriente.
Si bien los niveles de potasio en el suelo siguen bajando lentamente para las regiones más sembradas como el litoral centro y sur, el centro-sur y el sur del país, “el valor medio de potasio en suelo para el área agrícola actual es mayor, consecuencia de que las regiones uruguayas con valores más bajos hoy están nuevamente bajo esquemas pastoriles o con baja intensidad agrícola”, contó Hoffman.
El último ajuste en Uruguay posiciona el nivel por debajo del cual es altamente probable obtener respuesta al agregado de potasio en 0.4 miliequivalente de potasio (156 miligramos por kilo de suelo).
“Uruguay se encuentra en una fase de fertilización importante con potasio, aunque por debajo del fósforo. Sin embargo, el balance sigue siendo negativo, porque persisten cultivos sin fertilizar y en muchos de aquellos donde se aplica, por las bajas dosis que se utilizan, sigue habiendo balance negativo”, comentó Hoffman.
Al problema de las bajas dosis se agrega la elevada productividad y, en consecuencia, la alta extracción de los cultivos en los últimos años.
“Estamos en una fase en la que observamos información experimental frecuente que muestra respuesta al agregado de potasio en ambientes en donde no debería haberla ya que el contenido en suelo se encuentra encima de los niveles críticos, probablemente esté asociado a las relaciones con otros cationes del suelo, en ambientes que no rotan con pasturas y cuyos niveles de compactación son elevados”, argumentó el ingeniero.
Reconocimiento
Durante la primera jornada también se realizó un reconocimiento al Dr. Fernando García, director académico del Simposio, por su valioso aporte a la ciencia, a la fertilidad de los suelos y a la nutrición de cultivos. En este marco, se nombró a la Sala de Conferencias del Simposio como “Dr. Fernando García”.