Detuvieron a 22 ambientalistas por ataques contra obras de arte e instituciones públicas
La policía española detuvo a 22 ambientalistas, todos miembros del grupo ecologista Futuro Vegetal, acusados de cometer vandalismo y otros actos delictivos contra obras de arte e instituciones públicas como museos, entre otros, y haber puesto pegamento en el marco de dos cuadros de Goya del Museo del Prado de Madrid.
Las detenciones se llevaron a cabo en más de una decena de ciudades de España -entre Madrid, Barcelona, Valencia y Granada- e incluyen a los «tres máximos responsables» del grupo, acusados de «coordinar y dirigir al colectivo ambientalista como una organización criminal», informó este viernes la agencia de noticias AFP.
A los activistas de la agrupación Futuro Vegetal se le atribuyen 65 crímenes en España y otros países de Europa que incluyen «arrojar pintura a edificios y obras artísticas en museos, cortes de carreteras y de pistas de aeropuertos», señaló la policía española a través de un comunicado de prensa.
La Policía Nacional de España no especificó la fecha de las detenciones, realizadas sobre la acusación de «conformar una estructura criminal y causar daños al patrimonio por valor de más de medio millón de euros (más de 548.000 dólares)», aunque Futuro Vegetal posteó en la red social X (ex Twitter) que esas detenciones ocurrieron en diciembre.
La policía, por su parte, remarcó en el comunicado que la agrupación, conectada con grupos similares a nivel internacional, llevaba recaudados «más de 140.000 euros en donativos».
Los detenidos están acusados de vandalizar museos y obras de arte, de lanzar pintura a las fachadas del Congreso de los Diputados y del Ministerio de Agricultura en Madrid, de cortar la circulación en una importante autopista de la capital española y de acceder a las pistas de los aeropuertos de Ibiza y Madrid-Barajas provocando su cierre temporal, informó AFP.
Dos de los activistas detenidos pegaron sus manos al marco de los cuadros «La Maja desnuda» y «La Maja vestida» de Francisco de Goya (1746-1828) en el Prado, la pinacoteca nacional de España, en noviembre de 2022, sin causar daños ellos. Una acción que sumó incertidumbre que acciones similares de otros grupos habían despertado ante la idoneidad de las medidas de seguridad de las mecas del arte europeas.
En esa ocasión, además de pegar sus manos en los marcos de los cuadros de Goya, considerados obras maestras universales, los activistas escribieron en el tramo de pared que había entre ambos lienzos la cifra «+1,5°C», en referencia al incumplimiento del acuerdo sellado en París en 2015 por más de 190 naciones en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), para limitar el calentamiento global.
Las acciones vandálicas contra bienes culturales icónicos han sido una recurso recurrente de numerosos grupos ambientalistas que demandan el cumplimiento del Acuerdo de París puesto en vigor en 2016 a fin de disminuir las emisiones de carbono para controlar la crisis climática desencadenada por el calentamiento global, producto del efecto invernadero. Acciones que se desencadenaron en 2022, en vísperas de la COP27 llevada adelante en Egipto, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció la imposibilidad de cumplir con lo pactado en París.
No alcanzado el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, los polos continuarán derritiéndose a un ritmo alarmante, el mar creciendo, la desertización avanzando y la pregunta que impusieron ecoactivistas de toda Europa, atacando obras maestras cruciales en la narrativa de la Historia del Arte en Occidente, fue, sobre todo, ante qué nos escandalizamos como sociedad.