Contaminación ambiental y acústica: así afecta a la salud mental de los jóvenes
Confirmado: la contaminación, tanto ambiental como acústica, afecta a la salud mental a lo largo de las distintas etapas de la vida. Sus efectos son especialmente acusados cuando la exposición a partículas contaminantes y al ruido se produce durante el periodo prenatal y en los primeros años de vida, según los resultados de un estudio publicado en JAMA Network Open.
El trabajo, realizado en Inglaterra con datos de más de 9.000 personas, ha hallado una relación entre una mayor exposición a la contaminación ambiental durante las primeras etapas de la vida y el riesgo de desarrollar trastornos psicóticos y depresión durante la juventud. Además, una mayor exposición al ruido durante la infancia y la adolescencia se asoció con un incremento en el riesgo de ansiedad.
En concreto, una mayor exposición a partículas finas (PM2,5) durante el embarazo y la infancia se vinculó con un aumento de los trastornos psicóticos. En cambio, la depresión solo se asoció con el contacto continuado con este tipo de contaminantes durante la gestación.
Efectos de la contaminación desde el embarazo
Jon Andoni Duñabeitia, director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición, ha expuesto a SMC España su opinión sobre este estudio: “Presenta una muestra muy cuidada de la que se han ido obteniendo datos a diferentes niveles, incluyendo aspectos relacionados con la salud mental en diferentes momentos del tiempo, desde el embarazo de las madres hasta la edad adulta”.
Este trabajo proporciona, en palabras del experto, “dos tipos de evidencia que nos invitan a replantearnos el impacto de la contaminación en el neurodesarrollo y en la salud mental a lo largo de la infancia y la juventud”. Por un lado, “desvela que la exposición a pequeñas partículas contaminantes en el aire durante el embarazo, y en algunos casos durante la infancia, tiene un efecto potenciador de problemas de salud mental relacionados tanto con episodios psicóticos como con síntomas de depresión durante la adolescencia y juventud”. Y, por otro lado, este estudio “muestra cómo la exposición a la contaminación acústica durante la infancia y adolescencia está asociada a una mayor presencia de ansiedad”. Por último, resalta que estos resultados enlazan “directamente con recientes metaanálisis que demuestran también el impacto de la exposición a pequeñas partículas contaminantes durante el embarazo en el peso de los recién nacidos, especialmente en Europa, poniendo de manifiesto la relevancia de la contaminación ambiental en el neurodesarrollo y la salud cognitiva y mental”.
De forma similar se expresa Jordi Sunyer, investigador en el ISGlobal y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, en declaraciones a SMC España. Este análisis, denominado Alspac (The Avon Longitudinal Study of Parents and Children), es “de los mejores estudios de cohortes prospectivos desde el inicio del embarazo hasta la edad adulta en el mundo”. Ha permitido confirmar “la evidencia sobre el efecto de la contaminación urbana sobre la psicosis y la depresión, previamente observada en adultos, en niños y en jóvenes”. Además, muestra, “en una de las primeras veces, un papel del ruido en la niñez y juventud en la ansiedad en estas etapas”. No obstante, el científico puntualiza que se precisan nuevos estudios en los que “la medida de los trastornos psiquiátricos y de la contaminación y el ruido sea más válida para confirmar estos resultados, así como realizarlos en otras zonas para demostrar que no son únicos en el sur de Inglaterra”.
Impacto de la contaminación ambiental y políticas para reducirla
Según estimaciones de 2019 recogidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 4,2 millones de muertes prematuras. Esta mortalidad se debe a la exposición a materia particulada fina, que causa enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como diversos tipos de cáncer. Entre los principales componentes de la materia particulada se encuentran los sulfatos, los nitratos, el amoníaco, el cloruro de sodio, el carbono negro y el polvo mineral.
La OMS cita algunos ejemplos de políticas que han cosechado buenos resultados en la reducción de la contaminación del aire:
- Utilización de tecnologías limpias que reducen las emisiones de las chimeneas industriales y gestión mejorada de desechos urbanos y agrícolas.
- Garantizar el acceso a soluciones asequibles de energía doméstica no contaminante para cocinar, generar calor y alumbrar.
- Priorizar el transporte urbano rápido, las sendas peatonales y los carriles para bicicletas en las ciudades, así como el transporte interurbano de mercancías y pasajeros por tren. Utilización de vehículos pesados de motor diésel más limpios, así como vehículos y combustibles de bajas emisiones, especialmente combustibles con bajo contenido de azufre.
- Implantación de medidas que mejoren la eficiencia energética de los edificios y ciudades con más zonas verdes.
- Aumento del uso de combustibles de bajas emisiones y fuentes de energía renovable sin combustión (solar, eólica o hidroeléctrica).
- Estrategias de reducción, separación, reciclado y reutilización o reelaboración de desechos.
Ruido e ingresos hospitalarios por problemas de salud mental
En lo que se refiere a la contaminación acústica, diversos estudios han ahondado en su impacto en la salud mental. Uno de ellos es el que se realizó en Madrid y se publicó en mayo de 2023 en Environmental Research. Según los resultados de este análisis, los ingresos hospitalarios urgentes diarios debidos a problemas de salud mental presentan una asociación estadísticamente significativa a corto plazo con los niveles de ruido diurno registrados en la Comunidad de Madrid.