España entra en una nueva era verde: el ‘boom’ de renovables pulveriza todos los récords
España está viviendo una revolución energética de la mano de la avalancha de nuevas plantas renovables. El sistema eléctrico nacional está cambiando de cara y el país se ha embarcado en una nueva era de récords verdes que van desbordadándose uno tras otro de manera constante. España hizo historia el año pasado consiguiendo por primera vez producir más de la mitad de toda su electricidad con instalaciones renovables. El viento, el sol y el agua generaron más energía que la suma de nucleares, centrales de gas y las plantas de carbón que quedan. Hace apenas quince años las plantas térmicas controlaban más del 80% de toda la producción.
El sistema eléctrico español sigue acelerando hacia nuevas cotas. Si 2023 fue el primer año en que las renovables produjeron más de la mitad de toda la electricidad, ahora el país se encamina hacia otro hito: el de registrar un año completo con todos los meses con mayoría verde en el total de generación. Este agosto el sector sumará su décimo mes consecutivo con las renovables en cabeza, desde el pasado noviembre hasta ahora sin interrupción, según los registros de Red Eléctrica de España (REE), el gestor del sistema eléctrico nacional.
A lo largo del último lustro el sistema eléctrico español ya había registrado algunos meses sueltos en que las renovables dominaron la producción frente a las energías térmicas. Eran episodios intermitentes, fruto de grandes aportaciones combinadas de viento y sol o de producciones de las centrales hidroeléctricas coyunturalmente disparadas. Pero el despliegue masivo de nuevas plantas de renovables en los últimos años está provocando ya una sacudida permanente en la generación de electricidad del país y estos episodios se están convirtiendo en estructurales.
Durante este mismo año en varios meses las plantas renovables han conseguido concentrar casi dos tercios de toda la producción eléctrica del país (en marzo y abril coparon más del 64% de la generación, en mayo fue más de un 62%). Unos datos que, además, corresponden a la producción de todo el sistema eléctrico nacional de energía eólica, solar e hidroeléctrica, no sólo la generación peninsular (en el que las renovables tiene una mayor presencia) sino también sumando el de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla (en que es menor la instalación de plantas verdes y que aún se dependen más de instalaciones térmicas).
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Desde el sector renovable se da por hecho que los diez meses consecutivos de producción renovable mayoritaria que se están a punto de registrar son una señal de que la balanza ya se ha inclinado hacia un mayor peso de lo verde probablemente ya de manera permanente, y que lo raro a partir de ahora será que nucleares, gas y carbón consigan ser las energías mayoritarias de manera conjunta. De hecho, el objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez, contemplado en el borrador de actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) enviado a la Comisión Europea, es conseguir producir el 80% de la electricidad con fuentes renovables en 2030.
Exprimir el viento y el sol
La expansión acelerada de nuevas renovables en que se ha embarcado España continuará e irá a más en los próximos años. Más de un 62% de toda la potencia instalada del país ya corresponde a energías consideradas renovables: más de 79.000 MW del país son verdes -con más de 55.000 MW sólo de eólica y fotovoltaica- y su crecimiento ha posibilitado que la potencia instalada total haya escalado ya a un récord de más de 126.000 MW.
Red Eléctrica, de hecho, saca pecho por haber conseguido que España sea el país que mejor ha integrado las nuevas renovables en su sistema eléctrico (con sólo un 2% de vertidos o de energía perdida por ineficiencias, cuando el límite marcado por la UE es del 5%) y también uno de los que lo están haciendo con celeridad. “España conecta ya cada año entre 6.000 y 7.000 MW de nuevas renovables, eso es igual que la potencia de todas sus centrales nucleares”, subrayó hace unas semanas Beatriz Corredor, la presidente de Redeia, matriz de REE. “Cada año. Y hacer eso y que no falle nada demuestra la capacidad industrial de este país”, sentenció.
El aluvión de renovables ha provocado un terremoto en el sector y desde el año pasado eólica y solar se alternan como la mayor fuente de electricidad de todo el país. La eólica consiguió reinar en el sector eléctrico en España en el conjunto del pasado año. Los parques eólicos se convirtieron en 2023 en la mayor fuente de producción de electricidad en el mercado español, desbancando a las centrales nucleares (tradicionales líderes en generación) y a las plantas de gas natural (que lo fueron por última vez en 2022).
La eólica se encaramaba así al liderazgo de producción por tercera vez en una década, y durante el último decenio siempre se ha colocado en la segunda posición del podio. La energía del viento fue en 2013 la principal tecnología de generación por primera vez en la historia; no volvió a repetir hasta 2021, en pleno arranque de la crisis energética; y lo volvió a hacer en 2023. Durante siete meses -del pasado octubre a abril- los aerogeneradores se mantuvieron de manera ininterrumpida como la principal fuente de electricidad del mercado español. Desde entonces lo han sido los paneles solares de las plantas fotovoltaicas, que en agosto cumplirán su cuarto mes consecutivo en cabeza.
Los parques solares lideraron el pasado mayo por primera vez en la historia la producción del sector eléctrico en España durante un mes completo. No han dejado de hacerlo desde entonces, y previsiblemente así seguirán este agosto. En los últimos cuatro meses la fotovoltaica han concentrado en torno a una cuarta parte de toda la producción eléctrica nacional, según los registros de REE. Si se suma la aportación de las plantas termosolares, el peso de la energía solar escalaría ya hasta cerca del 27%. Y todo esto se puede añadir la producción de todas las plantas de autoconsumo solar, que no se contabiliza como generación en las estadísticas de REE, sino de facto como una rebaja de la demanda eléctrica.
La fotovoltaica está protagonizando un despliegue fortísimo en España en los últimos años. Tanto que ya se ha convertido en la segunda mayor tecnología eléctrica por potencia instalada en el país con casi 27.200 megavatios (MW) y sólo detrás de los parques eólicos (con cerca de 31.400 MW actualmente). En febrero pasado las plantas fotovoltaicas superaron la potencia conjunta de todas las centrales de gas, estancandas desde hace años en los 26.250 MW.
Emisiones en mínimos históricos
El imparable ‘boom’ de las renovables está provocando un desplome de las emisiones de gases de efecto invernadero de las compañías eléctricas hasta nuevos mínimos históricos y el sector se encamina hacia un nuevo récord a la baja en 2024. Las centrales eléctricas han recortado un 25,6% sus emisiones de efecto invernadero (dióxido de carbono y óxido nitroso, especialmente) entre enero y julio de este año, hasta los 13,88 millones de toneladas de CO2 equivalentes. Hasta ahora el anterior menor registro semestral era el de 2021, con 15,6 millones de toneladas de CO2 en los siete primeros meses de aquel año.
Las eléctricas ya consiguieron el año pasado volver a la senda de recortes de sus emisiones, que se había roto en 2022 en plena crisis energética, por el uso disparado de las centrales de gas por el incremento hasta niveles récord de las exportaciones de luz a los países vecinos, especialmente Francia.
El sistema eléctrico redujo un 28% sus emisiones contaminantes el año pasado, hasta los 32 millones de toneladas, marcando un nuevo mínimo histórico que previsiblemente será desbordado con los datos de este año. El sistema eléctrico español había acumulado cuatro años consecutivos de reducción de sus emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero hasta mínimos históricos, hasta que en 2022 registró un incremento del 24% (hasta 44,4 millones de toneladas de CO2 equivalentes).
La otra cara del ‘boom’
Cada vez hay más capacidad de generar electricidad y cada vez se invierte más en nuevas plantas verdes (que acabarán sustituyendo a otras de otras tecnologías en el futuro, como la nuclear o las centrales de gas), pero el ‘boom’ en el campo de la producción está chocando con un declive en el consumo eléctrico. La demanda eléctrica siguió cayendo el año pasado hasta quedarse a niveles de hace dos décadas, con su nivel más bajo desde 2003 (incluso por debajo del 2002 del convinamiento con varios meses con todo el paralizado). Y entre enero y julio de este año el consumo sólo ha crecido un 0,6%.
El declive de la demanda está haciendo saltar las alarmas entre las empresas del sector eléctrico, especialmente entre las renovables, que alertan de qhe las dudas sobre la viabilidad de las nuevas plantas por la baja demanda puede hacer peligrar futuras inversiones. Y es que los momentos de exceso de producción aupado por la expansión de nuevas renovables están provocando el hundimiento intermitente de los precios de la electricidad en el mercado mayorista (con más de 600 horas este año a cero euros con precios negativos) y también están empujando a que se esté malgastando más energía, con recortes de producción por falta de consumo y porque las redes eléctricas no son capaces de recibir toda la generación.Noticias relacionadas
Mientras el despliegue de nuevas renovables continúa y se tendrá que acelerar para conseguir los objetivos verdes marcados por el Gobierno en el PNIEC hasta 2030, desde las compañías renovables se alerta de que la demanda sigue muy baja porque no se están trasformando consumos empresariales y de los hogares de combustibles fósiles para convertirlos en consumo de electricidad para cumplir las metas ambientales y energéticas marcadas. Las patronales de fotovoltaica UNEF y de eólica AEE reclaman abiertamente al Ejecutivo políticas directas para impulsar de manera inmediata la electrificación de la economía, lo que además debe ir acompañado de un mayor despliegue de redes eléctricas de distribución y de transporte y de más interconexiones internacionales para exportar parte de la generación.
Desde el sector de las renovables y de las eléctricas generalistas se reclaman medidas regulatorias para impulsar la electrificación de los edificios (incentivando las bombas de calor para las calefacciones) y para acabar con las trabas que están impidiendo la expansión del coche eléctrico en España (singularmente los problemas para la instalación de redes de cargadores). No obstante, la electrificación total no es posible, y hay sectores económicos en los que directamente es casi inviable. Sectores como el de las refinerías, químico, papel o el metalúrgico, muy dependientes de del calor intensivo en sus producciones, tienen un potencial de electrificación de entre el 0% y el 5%, según un estudio de la patronal gasista Sedigás y la consultora PWC. Sin poder dar el salto al consumo eléctrico, la descarbonización ineludible de estos sectores pasan por los gases renovables (primero el biometano y a medio plazo el hidrógeno verde).
Fuente . El Periódico de la Energía