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En la COP 16, los niños, niñas y adolescentes piden acciones inmediatas contra el cambio climático

  • La Observación General número 26, emitida en 2023 por el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, señala las obligaciones de los Estados para que la infancia y la adolescencia disfruten de todos sus derechos, en especial, a crecer en ambientes sanos, limpios y sostenibles. 
  • En el Panel Observación 26 y los derechos de la niñez, que se desarrolló en el marco de la COP 16, UNICEF reiteró la importancia de defender los derechos de niños y adolescentes a vivir en un mundo sano, limpio y sostenible. 

Bogotá, 23 octubre de 2024. Al menos 16 derechos de los niños y las niñas están en riesgo por cuenta de la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación ambiental. Los múltiples daños que esta triple crisis planetaria genera para la salud y bienestar de la infancia son un llamado urgente para que se garantice su protección y se atiendan los efectos adversos de la degradación ambiental. 

Así lo señala la Observación 26, un documento que recoge las voces de 16.333 niños y niñas de 121 países – incluido Colombia- y que estipula que los Estados deben tener en cuenta los derechos de la niñez en todas las decisiones sobre cambio climático. 

Aunque la Observación 26 establece que ningún niño o niña debe ser discriminado, quienes más riesgo tienen ante los daños medioambientales hacen parte de grupos indígenas, de grupos minoritarios y/o con discapacidades. Por esto, los Estados están llamados a conocer cómo los desastres afectan de manera diferenciada a los más vulnerables y tomar las medidas para adaptar y adecuar los servicios sociales ante los cambios en el clima. 

Estas medidas deben responder de manera prioritaria a los intereses superiores de todos los niños y niñas de hoy y de las generaciones futuras, atendiendo las diferencias particulares que existen de acuerdo con sus culturas y tradiciones. Ellos y ellas deben tener las condiciones para vivir, crecer y desarrollarse en entornos sanos y seguros, deben tener acceso a la información clara y oportuna y estar al tanto de las decisiones sobre el ambiente y el clima, en particular cuando se trata de niñas y niños indígenas, quienes tienen una conexión especial con el entorno.

Aunque no son responsables de la degradación del ambiente, la pérdida de biodiversidad o el cambio climático, los niños, niñas y adolescentes sí son quienes sufren las mayores consecuencias de estas problemáticas. Los Estados deben apoyarlos para que expresen sus ideas y opiniones, cuenten con espacios seguros para la manifestación pacífica y tengan leyes que protejan y defiendan sus derechos.

Ellos y ellas son quienes menos deben sufrir situaciones de inestabilidad, conflictos y desigualdades por cuenta del cambio climático, por eso los gobiernos deben hacer un esfuerzo mayor para protegerles de todo tipo de violencia y garantizar su integridad física y mental. Así mismo, el documento señala que todos y todas deben acceder a agua potable, alimentos seguros y vivienda digna para crecer y desarrollarse con bienestar. Deben poder jugar en entornos limpios y seguros donde sea posible conectar con la naturaleza y disfrutar a plenitud sus derechos. 

Puntualmente, la Observación 26 señala que los gobiernos están llamados a: 

  • Respetar, proteger y hacer realidad los derechos de la infancia tomando medidas urgentes y concretas y cumpliendo sus promesas con respecto al calentamiento global, la emisión de gases contaminantes y la pérdida de biodiversidad. 
  • Llevar a cabo evaluaciones periódicas del impacto sobre los derechos de la infancia para entender cómo sus decisiones sobre el medio ambiente afectan a los niños y las niñas. 
  • Prestar especial atención a cómo los niños y niñas de todas las edades y orígenes pueden verse afectados de maneras distintas y adaptar y proteger las infraestructuras que podrían ocasionar un riesgo. Esto incluye reforzar las instalaciones escolares contra tormentas, inundaciones, oleadas de calor u otros fenómenos meteorológicos extremos, y en el caso en que se requiera, proporcionar alimentos, medicinas y ayudas oportunas.
  • Crear leyes, normativas y políticas que impidan a las empresas contaminar el medio ambiente y perjudiquen a los niños y las niñas.  Se debe instar a que reduzcan rápidamente sus emisiones y fomenten el uso de energías renovables.
  • Asegurar el acceder a la justicia, así como soluciones, apoyo y compensación por el daño o las consecuencias que vivan niños  y niñas. 
  • Cooperar internacionalmente con otros gobiernos. Proporcionar, por ejemplo, asistencia financiera y técnica a los países que sufren pérdidas y daños y que afectan los derechos de la niñez.

El cambio climático afecta el salud y bienestar de la infancia

El informe Una amenaza para el progreso, cómo abordar los efectos del cambio climático sobre la salud y el bienestar de la infancia, publicado en 2024 por UNICEF, señala que el planeta se está convirtiendo en un lugar muy peligroso para la infancia y que el cambio climático afecta a casi todos los aspectos de su salud, desde el embarazo, pasando por la adolescencia y el resto de su vida.  

El documento afirma que el calor extremo, las sequías, los incendios forestales, las inundaciones y tormentas, la contaminación atmosférica y los cambios en los ecosistemas generan afectaciones a la salud y amenazan el bienestar de las niñas y niños de todo el mundo. Esta situación pone en peligro los derechos de la infancia y la adolescencia a disfrutar del acceso a salud, alimentación saludable, agua potable, saneamiento e higiene, educación y protección frente a todas las formas de violencia.  

“En Colombia el llamado a los Estados adquiere un sentido de urgencia teniendo en cuenta que el Índice de riesgo climático para la niñez en Colombia es de 5.4 sobre 10, lo cual se considera como riesgo medio-alto, y somos el quinto país con más riesgo en el mundo según el World Risk Report 2023. La COP16 es una oportunidad para poner a la niñez y sus derechos en el centro de la conversación y un llamado a que se tomen acciones inmediatas para su protección”, señaló Valentín Estrada, oficial de Cambio climático, ambiente, energía y reducción de riesgo de desastres de UNICEF Colombia.

El derecho a la educación: herramienta para tomar acción frente a la crisis climática 

El derecho a la educación juega un rol determinante en la protección de los derechos de la infancia y la juventud. Todos deben acceder a conocimientos que les permitan conectar, tomar acción para proteger el ambiente y saber cómo resguardarse y adaptarse ante posibles amenazas relacionadas con el cambio climático. 

Precisamente, para que nada detenga el derecho de niñas y niños a estudiar, UNICEF Colombia se centra en la adaptación de los servicios educativos para asegurar continuidad ante crisis climáticas, en una acción conjunta que incluye:  fortalecer el vínculo de los aprendizajes y la acción en pro de la protección de la biodiversidad, empoderar a las y los estudiantes para que tengan conversaciones, dentro y fuera del salón de clases, sobre la protección y cuidado de su entorno; diseñar acciones anticipatorias que permitan a la comunidad educativa estar preparada ante la ocurrencia de  fenómenos climáticos y, a través de un enfoque de salud mental y de infraestructura resiliente al clima,  garantizar que estudiantes y docentes cuenten con el apoyo psicológico y las condiciones propicias para continuar con sus agenda educativa. 

“Estamos trabajando con el Ministerio de Educación Nacional para, desde un enfoque de formación integral, hacer explícita la conexión de las competencias que se adquieren a lo largo de la trayectoria educativa y la posibilidad que tiene cada niña, niño o adolescente de tomar acción para combatir la crisis climática. En particular, diseñamos junto con adolescentes, estrategias que les permitan convertirse en líderes en sus comunidades e inspiren a sus hermanas, hermanos y familias sobre la importancia de cuidar nuestro planeta”, afirma Catalina Duarte, especialista en Educación de UNICEF Colombia.