Los beneficios de los frutos secos
Los frutos secos tienen en común su composición natural, es decir, que sin manipulación humana ni genética, contienen menos de un 50% de agua.
Son alimentos muy valorados por su aporte energético, son ricos en grasas, proteínas y oligoelementos. Dependiendo de fruto seco, también pueden aportar buenas cantidades de vitaminas, sobre todo del grupo B, o ácidos grasos omega 3.
El contenido mineral de los frutos secos es superior al del resto de las frutas, indispensables para un correcto desarrollo corporal y de la capacidad intelectual. Además, su bajo contenido de humedad los hace propicios para el almacenamiento por largos períodos de tiempo.
A grandes rasgos, se pueden distinguir dos grupos de frutos secos: los que vienen rodeados por una cáscara dura, como la almendra, la nuez, la avellana y el pistacho; y otros que provienen de frutas desecadas, como las pasas o las ciruelas desecadas, etc. A pesar de que el maní sea realmente una legumbre, como posee todas las propiedades de los frutos secos se lo incluye dentro de esta categoría.
Avellanas y almendras
Son ricas en vitamina E, en fibra y además aportan calcio, magnesio y potasio. Por ello se recomiendan para prevenir enfermedades como la osteoporosis. Su contenido en antioxidantes es considerable. En cuanto a las vitaminas del grupo B, las avellanas y las nueces son los frutos secos que muestran un mayor contenido en ácido fólico. Como el resto de frutos secos su contenido en sodio es extremadamente bajo, solamente 24 mg/100g.
Nueces
Se trata del fruto seco más estudiado por los científicos que han llegado a la conclusión de que su consumo moderado ayuda a proteger al organismo de enfermedades coronarias, ya que reduce los niveles de colesterol.
Otra particularidad es que las nueces son el segundo alimento más rico en antioxidantes de todos los alimentos vegetales analizados en un estudio dirigido por Halvorsen, un investigador noruego, en el 2002.
Un estudio realizado en 2010 reveló que el consumo regular de nueces puede disminuir el riesgo de desarrollar obesidad abdominal, hipertensión arterial, ciertos tipos de cáncer y litiasis biliar, entre otras.
En otro estudio publicado en el Journal of Nutrition en el 2009 se demostró que un consumo elevado de nueces y frutos secos disminuye significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres con diabetes tipo 2.
Fuente: La Gran Época