¿Existe una relación entre los combustibles fósiles y la invasión de Rusia a Ucrania?
El ataque de las fuerzas de Vladimir Putin puso de relieve los peligros geopolíticos de la dependencia del mundo a los combustibles fósiles. Dos activistas alemanas advirtieron que la transición hacia las energías renovables podría producir dividendos ambientales y de paz
Los líderes mundiales han discutido la adopción de medidas para frenar el cambio climático durante años, con un progreso frustrantemente lento. Pero la invasión de Ucrania por parte de las fuerzas de Vladimir Putin pone de relieve los peligros geopolíticos de la dependencia del mundo a los combustibles fósiles.
Mientras Rusia continúa con su invasión a Ucrania, los precios del gas se mantienen altos en todo el planeta. Europa depende de Rusia para adquirir, aproximadamente, el 40% de sus suministros de gas natural. A pesar de la expansión de las energías renovables en las últimas dos décadas, esa necesidad está aún en aumento y crece de la mano de la transición, que se registra en algunos países, del carbón al gas.
Puede que la guerra en Ucrania no parezca una consecuencia directa del cambio climático, pero está alimentada por el petróleo y el gas natural. Ese fue uno de los mensajes que se difundió esta semana en The Harvard Gazette, el órgano de prensa oficial de la universidad estadounidense. Las principales impulsoras de esta información fueron las activistas climáticas y cofundadoras del creciente movimiento internacional, y principalmente estudiantil, Fridays for Future, de Alemania.
Se trata de Helena Marschall y Luisa Neubauer, las cuales participaron de una discusión en línea patrocinada por el Centro de Estudios Europeos Minda de Gunzburg en Harvard y el Centro de Estudios Alemanes y Europeos de la Universidad de Brandeis.
Durante su participación, los dos activistas discutieron el proceso del movimiento, desde sus raíces más tempranas hasta sus reacciones a los acontecimientos recientes. Además, analizaron no solo el daño ecológico continuo que padece el planeta,como evidenció el devastador informe divulgado la pasada semana por elPanel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU, sino también la invasión de Rusia a Ucrania. Sobre este último punto explicaron que esta situación impulsa la urgencia de la luchar por una justicia climática.
En palabras de Neubauer, la invasión rusa es una “guerra alimentada por combustibles fósiles”. Ambas activistas advirtieron sobre la dependencia que tiene Europa de Rusia por el petróleo, el gas natural y el carbón.Las activistas climáticas y cofundadoras del creciente movimiento internacional principalmente estudiantil Fridays for Future de Alemania, Helena Marschall y Luisa Neubauer, participaron en una discusión en línea patrocinada por el Centro de Estudios Europeos Minda de Gunzburg en Harvard y el Centro de Estudios Alemanes y Europeos de la Universidad de Brandeis (The Harvard Gazette)
“Europa le da cientos de millones a Putin, un autócrata, por su petróleo y su carbón. Por eso tiene tanto poder”, remarcó Marschall. “La democracia y la crisis climática están entrelazadas. Así de desesperadamente y dramáticamente necesitamos cambiar todo”. En la misma línea, Neubauer advirtió: “Necesitamos conectar los puntos públicamente. Necesitamos poner fin a la era de los combustibles fósiles no solo por el clima, sino también por la construcción de democracias estables y sostenibles que no dependan de los autócratas”.
Pero el mundo aún necesita de los combustibles fósiles. Tanto es así que cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, invadió Ucrania y las potencias occidentales respondieron con severas sanciones, pero tuvieron cuidado de no interrumpir las exportaciones de energía rusa.
Las sanciones han empujado al rublo a mínimos históricos. El mercado de valores ruso está cayendo en picada. Pero países como Alemania dependen en gran medida de Rusia para su calefacción. Incluso Estados Unidos estableció excepciones para el petróleo y el gas ruso en las sanciones que anunció. Existe un gran temor entre las potencias mundiales de que Putin contraataque cortando el suministro de gas natural y petróleo crudo de Rusia, del que depende gran parte de Europa.
Rusia es el segundo productor de petróleo del mundo, y si retuviera intencionalmente sus suministros, los precios de este combustible se dispararían en todo el mundo. Con lo cual perjudicaría aún más a los consumidores que ya están en problemas. Una nota de JP Morgan, publicada en febrero, advirtió a los inversionistas que los precios del petróleo crecerían un 41%, hasta USD 150 el barril, si las exportaciones rusas se redujeran a la mitad.
“Putin podría tratar de infligir un dolor significativo a las naciones occidentales”, escribió Helima Croft, jefa de estrategia global de productos básicos en RBC Capital Markets. “Y los precios de las materias primas pueden sentir el impacto de sus contramedidas”, añadió.«Necesitamos poner fin a la era de los combustibles fósiles no solo por el clima, sino también por la construcción de democracias estables y sostenibles que no dependan de los autócratas” (REUTERS)
Los defensores de la ecología esperan que esta invasión de Ucrania y el inminente enfrentamiento con Rusia aceleren el uso de energías renovables y mitiguen la dependencia mundial de los combustibles fósiles. En una reunión climática internacional realizada el pasado lunes, la representante de Ucrania, Svitlana Krakovska, hizo una conexión entre la invasión y el gas natural. “El cambio climático inducido por el hombre y la guerra en Ucrania tienen las mismas raíces: los combustibles fósiles y nuestra dependencia de ellos”, remarcó.
“El mundo está siendo chantajeado, gracias a una dependencia excesiva de los combustibles fósiles”, escribió Jonathan Overpeck, decano de la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Michigan, en un artículo de opinión reciente. “Evitar futuras guerras y petro-mafia es motivo suficiente para pasar de la era de los combustibles fósiles a favor de las energías renovables, el almacenamiento y la electrificación de casi todo”.
Poniendo este momento en perspectiva, la activista alemana hizo hincapié en que “la paz y la justicia climática nunca han estado tan estrechamente vinculadas”. Marschall, de 19 años, originaria de Cape Cod y que actualmente estudia de economía en la Universidad Leuphana de Lüneburg, Alemania; recordó, además, cómo se inspiró en un discurso de 2018 de la también activista ambiental adolescente Greta Thunberg.
La joven germana, que ahora coordina las campañas nacionales, la estrategia y las relaciones públicas de Fridays for Future, relató cómo las huelgas (manifestaciones) se expandieron a 700 ciudades alemanas y recordó la protesta de Hamburgo, a la cual asistieron 60 mil jóvenes. Ese febrero de 2020, Alemania asistió a la mayor movilización de personas tras la caída del Muro de Berlín.La capacidad de Rusia para invadir Ucrania, explicaron, solo se suma a la urgencia de la lucha por la justicia climática (Bloomberg)
Este éxito, dijo Neubauer, se debió a un esfuerzo consciente por “integrar la crisis climática”. En referencia a Alemania, pero con términos que se relacionan con la política estadounidense, explicó los antecedentes históricos que provocaron que los políticos desconfíen a la hora de desafiar a aquellos que perciben incorrectamente el cambio climático, con un escepticismo generalizado sobre cuestiones ambientales. En respuesta, dijo la estudiante graduada de 25 años de la Universidad Georg August de Göttingen, el movimiento ha sido muy consciente de la necesidad de hacer que la lucha por la justicia climática sea clara y visible.
Para Marschall, la complacencia es un grave peligro. Refiriéndose a la advertencia de la ONU de que un posible punto de inflexión podría estar cerca, señaló que “cuando las medidas correctas ocurren con demasiada lentitud, bien podrían ser las medidas incorrectas. El tiempo lo es todo. La ciencia de la crisis climática es muy clara. Tenemos una ventana cada vez más pequeña en la que podemos actuar”.
Y advirtió: “Técnicamente tenemos todo lo que necesitamos. Tenemos renovables; tenemos transporte público. La gente está lista para esta transformación. El único problema es la voluntad política de ir en contra de las industrias de combustibles fósiles”.
Durante el período de preguntas y respuestas, Noah Secondo, copresidente del Comité de Acción Ambiental de la Universidad de Harvard, preguntó: “¿Qué papel juegan las áreas menos pobladas?” Marschall respondió que ir más allá de las áreas urbanas es importante porque contrarresta la idea de la negación conservadora “general” del cambio climático. En el caso de Alemania, sacó a colación el “mito político” de una hipotética “enfermera que vive en el campo” y se resiste al cambio porque conduce un auto diésel. “El cambio debe ocurrir en todas partes”, concluyó.
Fuente: Infobae