Declaración conjunta de la FAO, FMI, Grupo Banco Mundual, PMA y OMC sobre la crisis mundial de la seguridad alimentaria
a pandemia del COVID-19, la interrupción de las cadenas de suministro internacionales y la guerra en Ucrania han perturbado gravemente los mercados de alimentos, combustibles y fertilizantes, que están interrelacionados. En junio de 2022, el número de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda -cuyo acceso a los alimentos a corto plazo se ha visto restringido hasta el punto de que su vida y sus medios de subsistencia corren peligro- aumentó a 345 millones en 82 países, según el PMA.
Para empeorar las cosas, unos 25 países han reaccionado ante la suba de los precios de los alimentos adoptando restricciones a la exportación que afectan a más del 8% del comercio mundial de alimentos. Además, para complicar la respuesta del suministro de alimentos, los precios de los fertilizantes se han duplicado en los últimos doce meses, lo que refleja los elevados costes de insumos como el gas natural. Las existencias mundiales, que no han dejado de aumentar en la última década, deben liberarse para bajar los precios.
Todo esto ocurre en un momento en el que el espacio fiscal para la acción gubernamental ya está muy restringido tras la pandemia del COVID-19. Más allá del corto plazo, el cambio climático está afectando estructuralmente a la productividad agrícola en muchos países.
Evitar nuevos retrocesos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible requiere acciones a corto y largo plazo en cuatro áreas clave: (i) proporcionar apoyo inmediato a los vulnerables, (ii) facilitar el comercio y el suministro internacional de alimentos, (iii) impulsar la producción y (iv) invertir en una agricultura resistente al clima.
– Proporcionar apoyo inmediato a los vulnerables: Es prioritario reforzar rápidamente las redes de seguridad para los hogares vulnerables a nivel nacional y garantizar que el PMA disponga de recursos suficientes para atender a los más necesitados. Las operaciones del PMA deberían facilitarse mediante acciones como el reciente acuerdo de los miembros de la OMC de no imponer restricciones a la exportación en sus compras de alimentos con fines humanitarios. A menos que estén bien orientados, los subsidios a la energía y a los alimentos son caros e ineficientes. Deberían sustituirse por transferencias de efectivo que lleguen sólo a los más vulnerables. Con el tiempo, los sistemas de protección social eficaces pueden ampliarse para cubrir a más personas. Los mejores sistemas incluyen una fuerte focalización y sistemas eficientes de inscripción, entrega y pago, a menudo aprovechando la tecnología.
– Facilitar el comercio y el suministro internacional de alimentos: A corto plazo, la liberación de reservas, según proceda y de acuerdo con las normas de la OMC, y la búsqueda de una solución diplomática para evacuar los cereales y fertilizantes actualmente bloqueados en Ucrania, ayudarán a abordar la disponibilidad y asequibilidad de los suministros de alimentos. Facilitar el comercio y mejorar el funcionamiento y la resistencia de los mercados mundiales de alimentos y agricultura, incluidos los cereales, los fertilizantes y otros insumos para la producción agrícola, es fundamental, como se indica en la Declaración Ministerial de la OMC sobre la respuesta de emergencia a la inseguridad alimentaria. La crisis de 2008 nos enseñó que la imposición de restricciones al comercio mundial conduce directamente al aumento de los precios de los alimentos. La eliminación de las restricciones a la exportación y la adopción de procesos de inspección y concesión de licencias más flexibles ayudan a minimizar las interrupciones del suministro y a reducir los precios. Será fundamental aumentar la transparencia mediante notificaciones a la OMC y mejorar el seguimiento de las medidas comerciales.
– Impulsar la producción: Es necesario tomar medidas para animar a los agricultores y pescadores a impulsar la producción sostenible de alimentos -tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados- y mejorar las cadenas de suministro que los conectan con los ocho mil millones de consumidores del mundo. Para ello es necesario que los fertilizantes, las semillas y otros insumos sean asequibles a través del sector privado como principal actor en estos mercados. Proporcionar capital de trabajo a los productores competitivos es también una prioridad clave. De cara al futuro, la difusión de conocimientos sobre las mejores prácticas por parte de la FAO, el GBM y otros organismos será clave para aumentar el uso eficiente de los fertilizantes mediante el rápido despliegue de mapas de suelos, servicios de extensión y tecnología de agricultura de precisión. Esto proporcionará a los productores los conocimientos necesarios, cruciales para mantener los niveles de producción y promover el uso sostenible de los recursos naturales.
– Invertir en una agricultura resistente al clima: Apoyar las inversiones resilientes en la capacidad agrícola y prestar apoyo a la adaptación, a las pequeñas explotaciones agrícolas, a los sistemas alimentarios y a las tecnologías climáticamente inteligentes es esencial para desarrollar una agricultura resiliente e inteligente desde el punto de vista climático que garantice una producción constante en los próximos años. El trabajo sobre las normas y el establecimiento de estándares para la seguridad alimentaria y sobre la infraestructura de la cadena de valor (instalaciones de almacenamiento, instalaciones de refrigeración, infraestructura bancaria e infraestructura de seguros) también es importante para aumentar el acceso y reducir la desigualdad.
La experiencia previa demuestra que es importante apoyar a los países en desarrollo perjudicados por las subidas de precios y la escasez para que puedan satisfacer sus necesidades urgentes sin desbaratar los objetivos de desarrollo a más largo plazo. Es esencial asegurar que los países más vulnerables que se enfrentan a importantes problemas de balanza de pagos puedan cubrir el coste del aumento de su factura de importación de alimentos para minimizar cualquier riesgo de malestar social. La financiación del desarrollo debe ofrecer a los clientes alternativas viables a las políticas internas, como la prohibición de las exportaciones o las subvenciones generales a las importaciones de fertilizantes. Las inversiones en redes de seguridad ampliables y en agricultura resistente al clima y en pesca y acuicultura sostenibles son buenos ejemplos en los que todos ganan.
Pedimos a los países que refuercen las redes de seguridad, faciliten el comercio, impulsen la producción e inviertan en una agricultura resistente. Las necesidades específicas de cada país deben ser identificadas y definidas a través de un proceso basado en el país que movilice las inversiones de los bancos multilaterales de desarrollo para conectar las oportunidades a corto, medio y largo plazo. Y nos comprometemos a trabajar juntos para apoyar este proceso a través de la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria, convocada conjuntamente por la Presidencia del G7 y el GBM, para supervisar los factores que impulsan el aumento de los precios y su impacto, y ayudar a garantizar que la inversión, la financiación, los datos y los conocimientos sobre las mejores prácticas estén a disposición de los países que los necesitan.