Jujuy presentó el primer producto medicinal de cannabis hecho en Argentina: “Es una planta virtuosa”
Con perfil bajo y el beneficio natural de un clima prácticamente ideal, Jujuy se convirtió en los últimos dos años en la vanguardia de la producción a gran escala de marihuana para uso medicinal en Argentina, con un proyecto enteramente público. El gobernador de la provincia, Gerardo Morales, junto a su hijo Gastón, presidente de la empresa estatal Cannava, presentaron este miércoles bajo un sol abrasador el primer laboratorio de aceite terapéutico y el primer lote de producto en la Finca El Pongo, al sur de la capital provincial, donde desde 2019 ya cultivan legalmente esta planta ancestral
“Este es el ingrediente farmacéutico activo”, mostró con orgullo a Infobae Morales junior. Lo que tenía en su mano izquierda era un frasco con el producto salido del laboratorio que Cannava construyó donde antes había un garaje abandonado de la finca, emplazada al pie de los cerros a finales del siglo XVIII. El contenido de ese frasco es nada menos que el primer producto nacional hecho en base a cannabis con todos los protocolos de control de calidad y trazabilidad adecuados.
Este ingrediente es el que tanto la propia Cannava como los laboratorios públicos o privados que lo requieran utilizarán para la producción magistral de aceites y tinturas a base de los principios activos de la planta, conocidos como cannabinoides -CBD, THC y CBG-, al menos hasta que surgen nuevas empresas u organizaciones cannábicas productoras amparadas en la ley 27.350 de uso medicinal de la marihuana.
“El proyecto es 100% público, del pueblo jujeño, con el desarrollo completo. Fue abrir un camino. Imaginen lo que fue ir a inscribir la producción de marihuana en la AFIP, hubo que registrar posiciones arancelarias para la importación de semillas”, sonrió Morales padre, y advirtió: “Los argentinos vamos a ser grandes productores de cannabis medicinal para exportar al mundo. Será como el vino”.
Cannava nació en 2018 gracias a la autorización del anterior gobierno nacional, poco después de la aprobación de la ley que permite el uso medicinal en todo el país. Comenzó a operar con dos invernaderos y media hectárea a cielo abierto, donde crecieron alrededor de 1.500 plantas con una cosecha que alcanzó los 500 kilos de materia vegetal.
Para 2021 la provincia de Jujuy proyecta cultivar plantas en un campo a cielo abierto en 35 hectáreas. Pero la aspiración es mucho mayor. En un plazo no muy largo, Morales espera tener la autorización para disponer de 600 hectáreas cultivadas con cannabis para consumo nacional y también para exportar a otros mercados, tanto del producto final como del ingrediente farmacéutico activo. En ese plazo de máxima estiman generar 2.400 empleos.
Además, dentro de El Pongo, una finca de 11 mil hectáreas, planean abrir el juego a pequeños y medianos productores de la zona que puedan cultivar cannabis y venderle a la empresa del Estado la materia vegetal producida con el fin de que el laboratorio público las procese y convierta en aceites. “Estamos aprendiendo con estos primeros pasos para darles a ellos un protocolo estandarizado”, explicó Gastón Morales.
Durante la presentación del laboratorio, también se firmó un convenio de capacitación de médicos y profesionales de la salud con la Universidad Hebrea de Jerusalem, entre las provincias de Jujuy, San Juan, La Rioja, Mendoza y Corrientes, además de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que se hará online durante 2021 con los especialistas en cannabinoides de este centro educativo de Israel.
Se trata del lugar de mayor y mejor desarrollo científico del mundo en relación al cannabis, donde aun hoy, con casi 90 años, trabaja el búlgaro israelí Raphael Mechoulam, una especie de “hombre-mito”, que hace 50 años logró dilucidar la estructura molecular de la planta y descubrió sus componentes trascendentales, como el THC, primero, y más tarde el CBD.
“El redescubrimiento de la potencia científica de la humilde planta en su capacidad para aliviar a las personas en el dolor y en la enfermedad es un golpe a la soberbia de nuestras estructuras y nos permite potenciar el conocimiento. Esto nos acerca a lo que padece el otro. Nunca antes un medicamento tuvo semejante fuerza y vocación de permitirnos ponernos en el lugar del otro”, consideró Gastón Morales, el cerebro de este proyecto vanguardista que llega para sumar su producción a lo que hasta ahora venían haciendo en la ilegalidad los cultivadores solidarios y las organizaciones cannábicas sin respaldo del Estado.
Fuente: INFOBAE – Por Fernando Soriano 2 de Diciembre de 2020