Biden comienza su plan sobre el cambio climático, a costa de Canadá
Para combatir el cambio climático, el presidente Joe Biden decretó el miércoles el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de Paris sobre el clima y detuvo la construcción de un polémico oleoducto a riesgo de enfriar las relaciones con Canadá.
«Vamos combatir el cambio climático como jamás lo habíamos hecho hasta ahora», dijo Biden en el Salón Oval de la Casa Blanca solo unas horas después de asumir sus funciones.
El secretario general de la ONU Antonio Guterres saludó «calurosamente» ese anuncio y lo instó a proponer nuevos y «ambiciosos» objetivos climáticos.
«Welcome back» (bienvenido de nuevo) dijo de su lado el presidente de Francia Emmanuel Macron al felicitar a Biden por su investidura.
El reingreso al acuerdo de París implica un proceso de 30 días desde que Estados Unidos envía una carta a la ONU manifestando su voluntad de volver.
Desmontar el oleoducto Keystone XL, que conecta las arenas bituminosas de Alberta con las refinerías de las costas de Texas fue una promesa electoral de Biden como forma de contribuir a frenar el cambio climático.
Ese proyecto, apoyado por Ottawa, fue lanzado en 2008 y detenido por primera vez por Barack Obama quien invocó la defensa del medioambiente. Pero Trump lo revivió por razones económicas.
«Saludamos el compromiso del presidente de luchar contra el cambio climático pero estamos decepcionados por su decisión sobre el proyecto del Keystone XL», dijo Trudeau horas después de haber felicitado a Biden.
Después de cuatro años de presidencia de Donald Trump, los expertos consideran que el demócrata deberá restaurar la credibilidad de Estados Unidos en el escenario internacional proponiéndose objetivos concretos con miras a lograr la neutralidad de carbono para 2050.
Para ello, Biden planea reunir a los líderes de los países más contaminantes para una cumbre donde pretende convencerlos de hacer más ambiciosos sus compromisos medioambientales.
«Es importante que Estados Unidos demuestre que está decidido, y especialmente en casa», dijo David Waskow, del World Resources Institute, un centro que aboga por que Estados Unidos establezca una reducción del 45% al 50% en las emisiones totales de gases de efecto invernadero para 2030 respecto de los niveles de 2005.
Existen muchas medidas al alcance de Biden para reparar el daño ambiental causado por su predecesor.
Puede, por ejemplo, restaurar reglamentaciones a las emisiones de gases contaminantes eliminadas por Trump y fijar nuevas normas como la protección del 30% de las tierras y aguas estadounidenses gradualmente hacia 2030.
– Economía verde –
El presidente presentará el mes que viene al Congreso su plan de 20.000 millones de dólares para el clima que supuestamente apunta a aplicar normas verdes duraderas en el corazón de la mayor economía del planeta.
Biden prometió «hacer frente a la crisis climática, construir una economía basada en energía limpia, atacar las injusticias ambientales y crear millones de empleos bien remunerados».
Las medidas son muy similares al «green new deal» o «nuevo pacto verde» defendido por el ala progresista del Partido Demócrata.
Y es allí donde las cosas corren el riesgo de complicarse: el Partido Demócrata ejercerá un control muy frágil en el Senado y puede tener que hacer frente a posiciones contrarias y protestas.
«El desafío será reunir a los republicanos en torno a un proyecto de infraestructura de energía limpia que pueda reducir significativamente las emisiones estadounidenses», dijo a la AFP Paul Bledsoe, asesor climático del expresidente Bill Clinton y experto del Progressive Policy Institute.
Pero incorporar plenamente la acción climática a la forma en que se construye la economía es lo que la convertirá en una agenda «sostenible», dijo Waskow.
Los desafíos políticos y técnicos son importantes, y Biden estará bajo presión para no reducir demasiado rápido los combustibles fósiles, especialmente el gas natural, que ha ayudado a Estados Unidos a bajar las emisiones durante una década y que es considerada una energía de transición esencial.
Pero también la nueva política ambiental llega cuando el cambio climático muestra registros récord, y buena parte de la opinión pública estadounidense quiere ver acciones inmediatas.
Una encuesta posterior las elecciones y publicada la semana pasada por un programa de la Universidad de Yale mostró que la mayoría de los votantes de ambos partidos apoya las políticas para reducir la contaminación por carbono y promover la energía limpia.
El 53% de los electores cree que el calentamiento global debe ser una «prioridad importante» o «muy importante» para el presidente y el Congreso, y dos tercios ven el desarrollo de fuentes de energía limpia como una prioridad «alta» o «muy alta».
Fuente: Infobae