Un cambio profundo: la sustentabilidad y su impacto en la industria de los alimentos
La sostenibilidad busca satisfacer las necesidades de la sociedad actual sin comprometer las de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social.
Actualmente, este concepto o cualidad debe estar presente en todos los bienes y servicios que se produzcan, ya que es una demanda que el consumidor hace cada día más a las industrias.
La futura producción de alimentos debería de tener en cuenta este concepto y sus tres vertientes: sostenibilidad social, económica y medioambiental, ya que para que exista un desarrollo sostenible es imprescindible que exista un progreso en las tres ramas.
La sostenibilidad involucra a toda la sociedad y a todos los sectores productivos, no obstante, el sector alimentario está muy estrechamente relacionado con el cambio climático y por ello debe estar volcado en el cumplimiento de parámetros sostenibles en su actividad.
Además, las medidas de sostenibilidad son cada vez más demandadas por los consumidores, que intentan ser cada día más responsables y aplicar criterios de sostenibilidad a sus compras.
La sostenibilidad medioambiental es la vertiente a la que se suele dedicar más esfuerzo, y un claro ejemplo es Pacto Verde de la Comisión Europea (CE).
La CE presentó el pasado 4 de marzo la Ley del Clima Europea, que es la base para consagrar el principal objetivo del Pacto Verde Europeo (Green Deal): que la Unión Europea sea climáticamente neutra. Es decir, establece cómo hacer a Europa climáticamente neutra en 2050 fijando para este periodo una trayectoria concreta de actuación e impulsando la economía, mejorando la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, protegiendo la naturaleza y no dejando a nadie atrás.
Para conseguir los objetivos del Pacto Verde, la sostenibilidad en la industria alimentaria debe ser un objetivo global y urgente, ya que el sistema internacional de producción de alimentos no es actualmente sostenible.
El desperdicio alimentario, la pérdida de la biodiversidad agrícola, el uso de fertilizantes contaminantes de aguas o el aumento de los gases de efecto invernadero son algunos de los problemas que se derivan de la incorrecta gestión de la sostenibilidad medioambiental en el sector.
La única forma de solucionar estos problemas ambientales que emanan de la fabricación de alimentos es la transformación hacia una producción y un consumo sostenible.
Esta solución pasaría por impulsar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras no dañinas con el ecosistema, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales.
Actualmente en nuestro país, son muchas las empresas de alimentación que están trabajando para fomentar este tipo de producción y consumo. Un buen ejemplo es el de las compañías que apuestan por inculcar a la sociedad hábitos sostenibles que ayuden a reducir el desperdicio alimentario.
Otro ejemplo es el uso del agua. Ya son muchas las empresas, sobre todo de bebidas, que se toman muy en serio el uso eficiente del agua y se han propuesto devolver a la naturaleza el agua contenida en sus productos.
También hay empresas que se encargan de ofrecer soluciones para mejorar la producción frente al cambio climático, iniciativas que proporcionan soluciones tecnológicas innovadoras que ayudan a la adecuada toma de decisiones estratégicas y operativas orientadas a la minimización de los impactos negativos que el cambio climático está produciendo.
Estos son solo algunos ejemplos del gran trabajo que ejerce el sector alimentario al completo ante los problemas medioambientales. Estas empresas también trabajan por mejorar las otras dos vertientes de la sostenibilidad, pero son conscientes de que la mayor parte de su esfuerzo tiene que ir hacia ese gran problema de nuestro país y del planeta en general: el cambio climático-
Fuente: Economía Sustentable