Los países pobres son más vulnerables a la contaminación del cambio climático
Un nuevo análisis de conjuntos de datos mundiales muestra que los países de bajos ingresos tienen muchas más probabilidades de verse afectados tanto por la contaminación tóxica como por el cambio climático.
El trabajo proporciona además una lista de los países más y menos capaces de iniciar inmediatamente los esfuerzos directos para la reducción del riesgo de contaminación, según un estudio publicado en la revista ‘Plos One’, de la Universidad de Notre Dame, en los Estados Unidos.
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que los países de bajos ingresos se enfrentan a mayores riesgos que los de altos ingresos por la contaminación tóxica y el cambio climático, sin embargo, pocos estudios han explorado la relación entre estos dos riesgos.
Para probar la relación entre la contaminación tóxica y el cambio climático, los autores cotejaron y analizaron tres conjuntos de datos públicos utilizados con frecuencia, ND-GAIN (Índice de Adaptación Global de Notre Dame), EPI (Índice de Desempeño Ambiental de Yale) y GAHP (Alianza Global sobre Salud y Contaminación), utilizando datos de 176 países con datos del 2018.
Encontraron una relación fuerte y estadísticamente significativa entre la distribución espacial del riesgo climático global y la contaminación tóxica; en otras palabras, los países con mayor riesgo de sufrir los impactos del cambio climático eran con mayor frecuencia también los países que enfrentaban mayores riesgos de contaminación tóxica. Y como demuestran otros estudios, el cambio climático y la contaminación tóxica interactúan para crear problemas agravados: por ejemplo, el calentamiento de las temperaturas aumenta las tasas de enfermedades/muertes relacionadas con el calor, además de aumentar la toxicidad de los contaminantes ambientales.
El tercio de países con mayor riesgo representa más de dos tercios de la población mundial y se concentra geográficamente en países de bajos ingresos de África y el sudeste asiático.
Hay una relación fuerte y estadísticamente significativa entre la distribución espacial del riesgo climático global y la contaminación tóxica.
Los autores señalan que los factores demográficos, ecológicos y sociales en juego están interconectados y demuestran patrones más amplios de desigualdad, y también destacan que la geografía física, las condiciones estructurales locales (como una capacidad relativamente baja de política ambiental y de aplicación de la ley) y los factores externos (como las empresas extranjeras que se aprovechan de la reducción de la regulación ambiental) desempeñan un papel en la exacerbación de los riesgos en estos países.
Basándose en su análisis, los autores crearon una lista «objetivo» de los diez países que podrían proporcionar el máximo rendimiento de cualquier inversión para la reducción de riesgos, basándose en su riesgo así como en su capacidad estructural para promulgar cambios. Estos países son Singapur, Ruanda, China, India, Islas Salomón, Bután, Botsuana, Georgia, República de Corea y Tailandia.
Los datos utilizados en este estudio no recogen todas las formas de daño o riesgo potencial de la contaminación tóxica y el cambio climático, sólo las medidas en los conjuntos de datos iniciales.
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que los países de bajos ingresos se enfrentan a mayores riesgos que los de altos ingresos por la contaminación tóxica y el cambio climático.
Además, los autores señalan que para abordar los impactos puede ser necesaria una evaluación más precisa dentro de los países, ya que los riesgos pueden variar mucho dentro de ellos.
Sin embargo, las conclusiones inmediatas apuntan claramente a la necesidad de abordar conjuntamente los efectos de la contaminación y el cambio climático a nivel mundial, al tiempo que sugieren un enfoque para los responsables políticos de todo el mundo.
El estudio destaca que «se trabajó mucho para comprender la magnitud y la distribución del riesgo del cambio climático y la contaminación tóxica, por separado. Queríamos saber si la distribución espacial de estos dos tipos de riesgos ambientales es similar y, por desgracia, nuestros resultados dicen que en general lo es».
Fuente : Telám