Bioeconomía: Una respuesta superadora al ambientalismo eurocentrista
Escribe Fernando Vilella – Clarín Rural – clarin.com
En estos días hay dos buenas noticias para quienes sostenemos que la bioeconomía es central para el desarrollo global y que somos más fuertes si nos unimos en las discusiones globales con los países que tienen intereses semejantes.
Estas noticias son de gran trascendencia tanto por su contenido como por el mecanismo empleado en la búsqueda de consensos. Una es el anuncio del director del IICA, Manuel Otero, manifestando que las Américas, todas ellas, son la primera región del mundo con una posición común frente a la cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios, esto fue el resultado de talleres y discusiones con todos los gobiernos y el sector privado, que incluyó ONGs.
La otra es la declaración del Consejo Agropecuario del Sur (CAS): “Principios y valores de la región para la producción de alimentos en el marco del desarrollo sostenible” que contiene el documento elaborado en el marco de la colaboración con el IICA denominado “La carne bovina como activo estratégico de los países del CAS y los desafíos que plantea la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios”, escrito por el representante del IICA en Brasil, Gabriel Delgado y por Diego Gauna, ambos argentinos.
Recordemos que el Consejo Agropecuario del Sur (CAS) es el foro de consulta y coordinación de acciones regionales, integrado por los ministros de agricultura de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Y que la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, fue convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas para el mes de septiembre de 2021 en New York planteada en el marco de una preocupación generalizada acerca de la falta de progreso efectivo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030.
Se espera que la Cumbre acuerde “nuevas y audaces acciones para lograr avances en los 17 ODS, cada uno de los cuales depende en cierta medida de sistemas alimentarios más saludables, sostenibles y equitativos”, y con el objetivo de reflexionar sobre como “transformar la forma en que el mundo produce, consume y piensa sobre los alimentos”. Su importancia es que tiene el potencial de generar una agenda global futura de la agricultura con múltiples amenazas y oportunidades para los países de la región. Una muestra de ello es una posición hacia la producción de proteínas de origen animal en general, y de carne bovina en particular, que no se condice ni con la naturaleza de los sistemas productivos en la región ni con la evidencia científica actual.
Frente a ello los países de las Américas tendrán una posición común con el objetivo de que no prevalezca una posición sesgada como surge de los documentos preparatorios y las reuniones previas. La posición resalta que “los productores agropecuarios y los trabajadores de los sistemas alimentarios son un eslabón imprescindible y central, y que sin producción agropecuaria no hay materias primas para transformar en alimentos”. A su vez, “destacan a la agricultura como una actividad fundamental para erradicar la pobreza, impulsar el desarrollo rural y proteger el medio ambiente”.
En el documento se puntualiza que “los sistemas alimentarios mundiales han enfrentado mayormente con éxito la creciente demanda de alimentos, resultante del incremento poblacional y el aumento del ingreso per cápita. Sus futuras transformaciones, por lo tanto, deben partir de sus demostradas fortalezas y de las contribuciones ya realizadas”. Al mismo tiempo, destacan el rol central del comercio, las decisiones basadas en el conocimiento científico y la diversidad de los sistemas de producción, que incluyen a la agricultura familiar. Al respecto Otero destaco que “La agricultura y los productores agropecuarios son parte de la solución a los problemas que se plantean”, y que nuestros sistemas productivos “no son fallidos”.
En el documento del CAS la carne bovina es definida como un activo estratégico y que “Los sistemas de producción de carne están siendo cuestionados por grupos de interés que hablan de posibles causas negativas en la salud humana y por consideraciones éticas sobre los animales, entre otras cosas. Son argumentos que carecen de evidencia científica. La ganadería bovina de los países del CAS tiene que ser vista como parte de la solución y no como parte de los problemas. La ganadería bovina tiene una larga tradición en el continente americano y la cadena de carne bovina es una de las cadenas más importantes a nivel regional en términos de producción y exportaciones al resto del mundo. Las existencias de ganado bovino en las Américas representan el 44% de las existencias de ganado bovino en el mundo, porcentaje que asciende al 64 % si no consideramos a la India dentro de las existencias mundiales. Las exportaciones de carne bovina de los países del CAS superaron los 14 mil millones de dólares en el año 2020…. las exportaciones de carne bovina de la región del CAS representan el 38,6% de las exportaciones mundiales…. La carne bovina tiene un rol importante en la creación de empleo (directo e indirecto) y en los procesos de desarrollo territorial en los países del CAS….Se estima que la cadena emplea, directamente e indirectamente, a más de 3 millones de personas en Brasil, a 420.000 personas en Argentina y a 360.000 personas en Paraguay.
… La propuesta de soluciones de política derivadas de la Cumbre, basadas en percepciones negativas sobre el consumo de proteína animal de ciertos grupos de interés, puede encarecer los costos de producción de la proteína animal en los principales países productores, dificultando aún más el acceso a alimentos de alto contenido y calidad nutricional a las poblaciones más vulnerables y agravando los problemas de inseguridad alimentaria de una parte importante de la población. La ganadería sostenible debe ser estimulada para cumplir con su rol de proveer seguridad alimentaria y nutricional a todos los segmentos de la población.
A partir de estas experiencias tan prometedoras la pregunta que me hago es si no es momento de generar desde las Américas una nueva y propia agenda geopolítica como respuesta al eurocentrismo que con su Pacto Verde y ONGs pretenden dominar el relato alimentario, construyendo un contundente Pacto Verde Bioeconómico Continental.
Hay una institucionalidad, el IICA, que ha demostrado un liderazgo y eficacia. Hay voluntad de los países miembros de coordinarse y actuar. Es sin dudas un desafío grande que puede generar una utopía que genere calidad de vida para todos desde el cuidado del ambiente y la producción sustentable. Es el momento construyamos juntos ese Pacto Verde Bioeconómico Continental tan necesario.