Brasil se impone utilizar menos recursos naturales y emitir menos gases efecto invernadero
Durante la primera jornada del Congreso, Fabiana Villa Alves, directora del Departamento de Producción Sustentable e Irrigación, dependiente del Ministerio de Agricultura de Brasil, se refirió a la necesidad de producir más, con menos áreas, menos recursos naturales (agua, suelo, espacio) y emitiendo menos gases efecto invernadero.
Durante la apertura del Congreso Mercosoja 2022, organizado por Embrapa, bajo el lema “Los Desafíos para la producción sustentable en el Mercosur”, se contó con la presencia del vicepresidente de Brasil, Antonio Hamilton Mourão, quien definió al sector agroindustrial como el principal motor del desarrollo del país, con el desafío de impulsarlo y hacerlo crecer. Además, exigió al Congreso, leyes que disminuyan los impuestos e hizo referencia a agregar más valor a las exportaciones, garantizando a su vez más inversiones logísticas que den mayor competitividad al productor.
En este sentido, Hamilton Mourão propuso fortalecer el Mercosur para que sea la “OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo)” de los alimentos y así poder nutrir a millones de personas en el mundo. Asimismo, destacó que la ciencia es la base de la agricultura nacional.
“Ojalá logremos convencer a la sociedad argentina de que el camino de nuestro desarrollo futuro requiere potenciar a los sectores en donde somos competitivos”, comentó Luis Zubizarreta, presidente de ACSOJA, quien está participando del evento en representación de la entidad, junto a Rodolfo Rossi, miembro del Comité Ejecutivo y ex Presidente de ACSOJA.
Las iniciativas de Brasil en la producción sostenible de soja
En la primera jornada del Congreso, Fabiana Villa Alves, directora del Departamento de Producción Sustentable e Irrigación, dependiente del Ministerio de Agricultura de Brasil, se refirió a la necesidad de producir más, con menos áreas, menos recursos naturales (agua, suelo, espacio) y emitiendo menos gases efecto invernadero.
Así, comentó que Brasil es una gran potencia en productos agropecuarios sustentables, muy ligados a la innovación. También es un agregado de valor para soja, carne, trigo y otros productos. Indicó que la sustentabilidad contribuye a la eficiencia cuando se produce en un área menor y que los créditos de carbono son óptimos indicadores de la eficiencia en la producción.
“Tenemos grandes oportunidades en soja y carne sobre bases sustentables. En 2020 comenzamos a trabajar con soja de bajo carbono y ahora hay otros productos de bajo carbono y carbono neutro como café y caña, por ejemplo”, señaló Villa Alves.
Cuando se habla de una marca de productos diferenciados y sustentables, significa crear valor sobre algo que se venía haciendo bien desde hace décadas.
“La agricultura sojera en Mercosur está basada en Ciencia. En Brasil 3 de cada 4 toneladas que crecimos en productividad, en el período de 40 años se la debemos a la ciencia. Nosotros tenemos políticas públicas que no son de un gobierno, sino de Estado. Pasaron varios gobiernos y el Plan ABC – Agricultura de Bajo Carbono- está en su segunda fase. Son 12 políticas públicas abarcando la sustentabilidad”, agregó.
Cada vez existe más presión por parte de los consumidores, los mercados y, sobre todo, los inversores. “Es un camino sin vuelta, hay 30 billones de dólares disponibles en fondos privados verdes. Son accionistas e inversores dispuestos a financiar para colocar recursos en empresas que tengan criterios claros. En soja tenemos ventajas reputacionales. Mostramos que Brasil tiene siembra directa, atracción de inversiones verdes, mitigación de riesgos y nuevas oportunidades y últimamente, la adhesión a las metas y compromisos mundiales”, destacó.
En Brasil, cuentan con protocolos públicos y privados (soja orgánica, soja sustentable soja bajo carbono) y estándares mínimos de conformidad a través de la legislación vigente. “Los estándares mínimos de conformidad están subiendo con los años, no debemos quedarnos cómodos esperando que las cosas pasen. Debemos crear metodologías, ecosistemas como ya han sido creados. Las reglas son nuestras con indicadores aceptados internacionalmente”.
Generar reglas significa desarrollar un activo que puede ser carbono, agua, biodiversidad o sustentabilidad, luego el instrumento para medir indicadores, índices y con qué se van a hacer esas herramientas. Así, hizo referencia a que en ganadería cuentan con cuero carbono neutro y carne bajo carbono, que son un ejemplo mundial. Hoy el Estado Mato Grosso do sul creó un Estado Carbono Neutro y tiene acciones en la soja, carne, caña de azúcar.
“Tenemos sistemas productivos de soja con bioinsumos de diferentes tipos para la reducción de los fertilizantes nitrogenados”.
Políticas sustentables
El Plan ABC es la política más grande a nivel mundial de sustentabilidad para el sector agropecuario que está impulsando Brasil. Comenzó en 2010 y ahora está en su segunda etapa.
“Teníamos la esperanza de alcanzar la superficie equivalente a una Alemania con una de las seis tecnologías y en 2020 conseguimos superar 50% nuestras metas y el 15% de mitigación de CO2”.
En octubre de 2020, se lanzó ABC+ con nuevas metas y tecnologías revisadas. Los objetivos son 72,68 millones de has, 208,40 millones de m3 residuos tratados y 5 millones adicionales de animales confinados en terminación intensiva. Estas metas fueron construidas con grupos de trabajo, convocando a investigadores de Embrapa, la sociedad civil y las asociaciones. Son metas factibles que traen desafíos. Hasta 2030 son mil millones de toneladas equivalentes de mitigación de Carbono.
“El gran objetivo del ABC+ es conseguir sistemas agropecuarios más sustentables, más resilientes y, por lo tanto, más competitivos”, concluyó.
Nuevas metas por tecnologías del Plan ABC+:
• 30 millones de has de pasturas recuperadas,
• 12,5 millones de has con siembra directa bien hecha,
• 10,10 millones de has de sistemas integrados con combinaciones,
• 4 millones de has de bosques implantados,
• 13 millones de hectáreas con bioinsumos, con promotores de crecimiento, fijadores de nitrógeno, etc.,
• 208,40 millones de deyecciones animales tratadas,
• 3 millones de has de sistemas de riego como grandes mitigadores y promotores seguridad alimentaria,
• 5 millones de animales más con terminación intensiva en confinamiento.