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Crecen las oportunidades de Sudamérica para las exportaciones de soja

La soja es el cultivo más representativo de Brasil, es el principal productor y exportador mundial de soja. La cosecha alcanzó los 122 millones de toneladas en la última campaña, un 11% de caída respecto a la anterior. El Mercosur también sufrió una caída de cosecha, Argentina tenía una previsión de 46 millones y produjo 42 millones de toneladas. Paraguay tuvo una caída del 70%, pasando de 10 millones a 3 millones, la peor cosecha de los últimos 40 años. Los tres países del Mercosur son los principales exportadores de soja del mundo.

En cuanto a la soja brasileña tiene un alto valor comercial y es reconocida mundialmente por su valor nutricional. “Nuestro producto está destinado a la alimentación humana, extracción de aceite y a la producción de harina para alimentación animal”, comentó Chantal Baeumle Gabardo, del Área de biotecnología y Calidad en la Asociación Nacional de Exportadores de Cereales (ANEC) en su disertación.

En Brasil, de los 138 millones de toneladas en 2021, 86 millones tuvieron como destino la exportación de granos. China es el destino más representativo, con 60 millones de toneladas y 69% de participación en el total. Cabe destacar que la reglamentación técnica de la soja de 2007 está siendo revisada por el Ministerio de Agricultura de dicho país, con una consulta pública abierta.

“Estamos demostrando al mercado internacional nuestra preocupación por actualizar la legislación vigente. La soja brasileña es reconocida mundialmente por su alto contenido de proteína en grano, con un promedio del 37%, mientras que la soja americana tiene 34,1%. Cualquier señalamiento en el empeoramiento en la calidad puede tener una repercusión entre los compradores y, por ende, en toda la cadena de la soja brasileña”, agregó.

Según señaló, uno de los aspectos que se plantean modificar en la nueva normativa brasileña es el porcentaje de humedad en la soja. Hoy se recomienda 14% en grano como máximo, mientras que ahora se propone que pase a ser del 13%. Esta reducción representa una mejor conservación de los granos en el almacenamiento para garantizar estabilidad y mejorar conservación. Además, se alinea con los requisitos de los países compradores de soja.  Sin embargo, se escucharon comentarios, entre los asistentes, acerca de la no conformidad con esos cambios.

Otros puntos a evaluar son la cuantificación de granos picados, granos fermentados y la presencia de semillas de otras especies, entre otros.

La nueva reglamentación cambiará la forma de clasificar a la soja, con tres grupos: el primero es Destino a la alimentación humana; el segundo es Materia prima para alimentación humana o animal, biodiesel y otros usos, mientras que el tercer grupo abarca Fines especiales, con elevados tenores de aceite (más del 20%) y proteína (más de 40%). También se tendrá en cuenta una estratificación china en cuanto a las tolerancias de defectos.

Los objetivos de estas revisiones son: tener una norma más clara y objetiva, la actualización y revisión de conceptos y parámetros, excluir e incorporar, procedimientos, alinearse con otras normativas nacionales y garantizar la transparencia en los procesos.

“En países con criterios más rigurosos de clasificación no van a recibir una soja de peor calidad y quedará en el mercado interno. Eso lesionaría la imagen de Brasil como productor y exportador, por ello se deben atender las demandas de los compradores con el objetivo de mantener los mercados consumidores”, enfatizó Baeumle Gabardo.

China se encuentra trabajando en un nuevo estándar de clasificación de soja, en cuanto al porcentaje de humedad, por ejemplo, donde será pedido obligatoriamente que sea del 13%. Cabe mencionar que este nuevo standard, contenido en una nueva normativa, fue consultado y luego analizado por la cadena argentina durante 2021. El SENASA concentró oficialmente la respuesta,  con comentarios a fin de que puedan ser considerados por las autoridades competentes.

Otros desafíos para la soja brasileña están relacionados con las legislaciones específicas de cada país comprador, el Codex alimentario y los preceptos de la OMC. 

Los límites máximos de residuos de agroquímicos es otro de los retos que enfrenta el sector. Esto puede traer posibles acciones regulatorias entre países, restricciones pre embarque, rechazo de producto y daño a la imagen del país exportador. Además, el límite máximo de residuos puede ser usado como barrera para arancelaria por algunos países.

Otro concepto es el Bajo Nivel de Presencia OGM (Low Level Presence), que determina un máximo de presencia de un evento no aprobado en el país de destino. Canadá tiene una tolerancia de 3% para el ingreso de eventos no aprobados.

Un aspecto a atender es la presencia de plagas vegetales y animales. China detectó más de 30 plagas en cargamentos brasileños. “La gran preocupación es que fue la primera vez que se hizo una notificación y si sucede varias veces en distintas cosechas, es una amenaza para la exportación de soja a China”.

“En conclusión y reflexión para todos, hay una preocupación con la calidad de la soja comercializada hoy y en el futuro, en cuanto a la exportación y materia prima. Se deben atender las demandas de los países socios, principalmente en situaciones recientes como la de China”.

También se deben considerar que todas las prácticas dentro de la cadena productiva afectan la calidad del producto final, desde la elección del productor en cuanto a la tecnología para sembrar hasta la utilización de las buenas prácticas para la aplicación de fitosanitarios. Todo eso trae consecuencias en la recepción del producto en otros países.

“Hay que mantener el estatus del país como productor de soja de calidad en altos volúmenes de producción y exportación, que ofrece un producto con alto valor de proteína y adecuado para el procesamiento”, concluyó la especialista.