Cuáles son las energías renovables “más baratas”
Por Andrés Sanguinetti
Los costos asociados a la incorporación de energías renovables han mostrado en los últimos años una caída extraordinaria a pesar de la coyuntura mundial, con un marco actual de inflación y crisis energética asociada los precios de los combustibles fósiles.
Es más, durante el año pasado la competitividad de las fuentes eólica y solar ha continuado mejorando, confirmado el rol esencial que tienen en el camino hacia las emisiones netas iguales a cero.
Por lo menos así se desprende de varios estudios globales que también hacen referencia a lo que sucede actualmente en el mercado local, donde la necesidad de generar energías alternativas es cada vez más grande.
En especial, a partir de la puesta en marcha de una gran cantidad de proyectos para desarrollar alternativas a la energía convencional no sólo por el aporte al cuidado del medio ambiente sino también por sus menores costos.
En este sentido, el informe “Renewable Power Generation Cost”, publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), valora el costo de los proyectos de generación puestos en servicio durante los últimos 12 años en los países que integran el G20, grupo del que también forma parte la Argentina.
Se trata de una organización intergubernamental que presta apoyo a los países en su transición a un futuro de energía sostenible, y sirve de plataforma para la cooperación internacional y repositorio de políticas, tecnología, recursos y conocimientos financieros en materia de energía renovable.
La IRENA promueve la adopción generalizada y el uso sostenible de la energía renovable en todas sus formas, entre ellas la bioenergía y la energía geotérmica, hidroeléctrica, oceánica, solar y eólica, para procurar el desarrollo sostenible y crecimiento económico con bajas emisiones de carbono.
El documento de la entidad internacional se inicia con una evaluación de los costos de generación. Es decir, con una comparación de las fuentes de generación que entraña grandes dificultades.
A modo de ejemplo, el documento asegura que una central hidroeléctrica conlleva una inversión inicial muy alta respecto a una planta a carbón, pero aclara que a lo largo de su operación la primera utiliza un insumo energético que no tiene costo.
“Un indicador muy potente que permite este contraste es el costo nivelado de la electricidad o LCOE (por Levelized Cost Of Electricity)”, detalla el ejercicio teórico que se desprende del trabajo y que consiste en la estimación económica del costo completo de una planta de generación eléctrica, incluyendo desde el proyecto, construcción, puesta en servicio, hasta su operación y combustible para enfrentarlo con la cantidad de electricidad que entregará durante sus años de funcionamiento.
Este indicador se expresa en dólares por unidad de energía y, de acuerdo al documento, una manera de entenderlo es tenerlo en cuenta como un precio mínimo medio al que se debe vender la electricidad generada para hacer rentable el proyecto de generación a lo largo de su vida útil.
Dicho de otro modo, se trata de una manera de comparar plantas de generación de electricidad tan diversas como un parque solar y una de ciclo combinado.
A los efectos de este estudio, se presenta el costo de la electricidad promedio ponderando por la potencia instalada de los proyectos de energías renovables implementados en cada año en la Argentina y el resto de los miembros del G20, integrado por las principales economías del mundo, como China, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, India, Sudáfrica, Rusia, y los países de la Unión Europea y Brasil.
Un grupo de poder que representa cerca de dos tercios de la población y 85% del producto bruto mundial. En este sentido, una conclusión importante que entrega el informe de IRENA es que, a pesar del aumento de los precios de varios materiales claves desde fines de 2020, el costo promedio de las principales energías renovables no tradicionales volvió a caer durante 2021.
Es el caso de la solar fotovoltaica y de la eólica offshore (en el mar) que mostraron una reducción del 13% en su precio ponderado por potencia mientras que la eólica onshore (en tierra) cayó 15%.
Factores de capacidad
Pero mirando a más largo plazo, resulta impactante observar la evolución en el tiempo de los costos para estas fuentes. El promedio ponderado por potencia de las plantas eólicas offshore puestas en servicio durante 2021 fue de u$s75 por MWh cuando en el 2010 era de u$s188 por MWh.
Para la eólica onshore, el costo medio por tercer año consecutivo se mantuvo por debajo del rango de los combustibles fósiles y cayó entre 2010 y 2021 de u$s102 a u$s33 por MWh.
En el 2010, el precio ponderado de las plantas solares fotovoltaicas era de u$s417 por MWh, mientras que 12 después ese costo medio se contrajo hasta los u$s48 por MWh.
“Siendo la fuente que mayor caída registró en el período, por primera vez el costo de los proyectos solares implementados durante el año pasado es menor al de cualquier planta a combustibles fósiles”, agrega el trabajo.
De esta manera, el 70% de las plantas a gran escala de generación solar fotovoltaica puestas en servicio el año pasado tuvieron costos menores que los de plantas de generación fósil. En total, se instalaron 67 GW de energía solar competitiva, un 53% más que los 44 GW del 2020.
Para el caso de la eólica onshore, se instalaron 69 GW de proyectos con costos más bajos al menor de una planta fósil, lo que representa el 96% de los parques instalados.
Considerando los factores de capacidad esperados para el primer año de operación y los precios estimados de los combustibles fósiles, el informe de IRENA concluye que “la sola incorporación de nueva capacidad solar y eólica implementada en el 2021 generará un ahorro total de u$s37.400 millones para los países del G20 en el 2022”. Si se amplía a la incorporación realizada de todas los proyectos de energías renovables el ahorro asciende a u$s55.000 millones.
Entre los países más beneficiados, el documento destaca a China, cuyo potencial ahorro anual llegaría a los u$s31.000 millones, pero también lo hace Brasil, ubicado en el segundo lugar entre los de mayor ahorro de la mano de un gran recurso eólico que le permitiría alcanzar un ahorro de u$s4.900 millones durante este año.
El paper también asegura que los datos disponibles de nueva potencia instalada a nivel mundial van en línea con las estimaciones de costo de la electricidad.
En los últimos dos años la potencia instalada de renovables no convencionales creció como nunca y, aunque el 2021 mostró un registro levemente menor al de 2020, las energías renovables crecieron 9,3% con más de 260 GW instalados.
“Entre la nueva potencia, eólica y solar acumulan la mayoría con el 35% del total para la primera y 53% para la segunda”, agrega el documento.
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