La ciencia y tecnología, aliados fundamentales en la “Sostenibilidad en la producción ganadera de las Américas”
Durante la primera jornada del Seminario Regional de Producción Ganadera Sostenible en las Américas, el ingeniero agrónomo Fabio Montossi, director del Programa Nacional Carne y Lana en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay, se refirió a las preferencias de los consumidores y a la producción ganadera sostenible, preguntándose cuál es el rol de la ciencia y la tecnología para unir esos puntos.
Montossi realzó la función de la ciencia y la tecnología tanto para las políticas públicas como en las estrategias de competitividad del sector privado. “No sólo por el impacto que representa lo tecnológico, sino también desde el punto de vista del consumidor”, distinguió el experto ubicando a los científicos entre el sector más creíble de la sociedad, por encima de otros actores como el empresariado, los sindicatos y la política, entre otros. “En un mundo más incivilizado como el que estamos viviendo, nuestro rol implica generar información para que los debates o las deliberaciones sean más objetivos”, justificó.
Sin los rumiantes…
Tras una larga disertación, el experto fundó su argumentación en la reunión de aspectos como el compromiso agroecológico de la ganadería y su rol para el mundo que vivimos y el uso de recursos como los pastizales. “Primero, porque si no estuvieran los rumiantes perderíamos una fuente de altísima riqueza biológica y de alimentación para la humanidad; y segundo, sería un desastre ecológico porque no hay una alternativa B para 2500 millones de hectáreas”, enumeró, para agregar: “Tenemos 500 millones de productores y servicios ligados a esa producción ganadera rumiante que, de eliminarlos, no habría solución para todos ellos”.
Según Montossi hoy existen tecnologías “para reducir los impactos del bienestar animal, reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero y revalorizar particularmente la densidad de nutrientes que vienen con las proteínas de origen animal en una dieta balanceada y saludable”. Por caso, el Ingeniero apeló al ejemplo de la leche y sus sustitutos vegetales.
“Normalmente se habla de reemplazar a la vacuna, por leche de soja, de avena o almendra, pero si se comparan las emisiones, se comete el error de hacerlo por kilo de producto”. El investigador sumó todos los aspectos a tener en cuenta como el complejo de vitamina B, minerales, más proteínas de alto valor biológico. Según su análisis, en términos densidad de nutrientes resulta mayor las de origen vegetal respecto de la propia leche vacuna. “Estamos diciendo que no comemos kilos sino gramos de nutrientes esenciales, ese es el valor real y cuando lo expresas en emisiones es una manera distinta”, aclaró.
“No estoy haciendo apología de sustituir las proteínas de la vegetal por la animal, solo estoy diciendo que deberían considerarse las dos”, dijo.
De todos y urgente
Entre sus investigaciones el funcionario uruguayo celebra el documento generado en Dublín, desde donde surgió el movimiento de investigadores contrastando su tarea con los discursos “anti carne”.
Asimismo, destaca el Seminario realizado en Buenos Aires como una oportunidad: “Creo que el sector público y privado tienen que ajustar agendas, ordenarlas y focalizarlas para una defensa científica, tecnológica, del agronegocio y de la política pública para un desarrollo equitativo de la humanidad y eso necesita de todos. Es urgente”.