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Control de semillas y manejo de malezas, los principales ejes en el IV Congreso Argentino de Malezas en Mar del Plata 

Diversas temáticas se analizaron durante las Conferencias Plenarias en el IV Congreso Argentino de Malezas – ASACIM, organizado por la Consultora SEMA, comenzó moderada por Julián Oliva (UCC), con la presencia del Prof. Lovreet Shergill (University of Montana) exponiendo sobre “Control de semillas de malezas en cosecha: un valioso aporte a las herramientas de manejo de malezas”. 

Como al momento de la cosecha del cultivo las semillas de las malezas también se colectan, “se buscó un método de control denominado HWSC (Harwest Weed Seed Control) que permite eliminarlas o afectarlas.

Se trata de un método que resulto más eficaz en especies que tienen mayor retención de semillas, las cuales una vez que ingresan a la cosechadora son destruidas en más de un 97% y el resto presentan baja viabilidad o nula”. 

Este sistema funciona en un amplio rango de peso de semillas de malezas, pero también aclaró que “una proporción de semillas no ingresa a la máquina ya que alrededor del 30% se pierden por el cabezal de cosecha, un 5% la tolva y 5% por cola de máquina”.

Otros puntos en contra del método es que “aumenta el consumo de combustible en 37% y exige al motor a trabajar en una capacidad del 80%, mientras que sin este equipo trabaja en un 60%”. 

Otra opción presentada fue el “Line Chaff”, por el cual “las semillas de malezas que se colectan con los granos de cultivo podrían acumularse en sectores del campo, con hilerado por ejemplo y luego se procede a su quema. Los destructores de semillas (molinos de impacto) también permiten recoger los restos de cosecha concentrándolos, lo que permite reducir la dispersión en el campo”. El LC captura más del 95% de las semillas de maleza y se puede usar solo en algunos cultivos como trigo. 

En diálogo con los presentes, aseguró que aún “desafíos hay muchos a la hora de controlar malezas. A veces no logramos encontrar relaciones entre el tipo de cultivo y las malezas que aparecen en él”. 

El manejo de malezas como estrategia fundamental

Por su parte, Fernando Oreja (FAUBA) expuso sobre: “Entendiendo la biología y ecología de Amaranthus palmeri para elaborar estrategias de manejo exitosas”, aclarando que brindaría “conceptos que se aplican a cualquier especie de maleza problemática, cómo diseñar las estrategias de manejo conociendo la ecología y biología de las especies”. 

La Amaranthus palmeri es nativa del Desierto de Sonora y “no sólo demostró adaptabilidad al ambiente desértico, sino que cuando se movió hacia el este, principalmente llevada por el hombre, se fue metiendo en sitios agrícolas y también demostró ser una muy buena competidora”. Esta característica es por su alta tasa de crecimiento de 3-4 cm por día, por ser una excelente captadora de radiación, de su uso, y excelente captadora de agua y nutrientes. Es una planta dioica y tiene alta variabilidad genética por su polinización cruzada, lo cual hace que aparezcan individuos altamente resistentes a herbicidas. Sin competencia logra producir hasta 600.000 semillas.

De acuerdo a lo expuesto por Oreja, en Argentina el porcentaje de lotes afectados por el yuyo colorado fue creciendo desde 2019 notablemente. ¿Como se llegó hasta acá con lotes hoy incosechables por la cantidad de plantas? “Por la simplificación de sistemas productivos, pocos cultivos en rotación o monocultivo que generan que no roten modos de acción de herbicidas tampoco; el modo de arrendamiento de los lotes, que generalmente de corto plazo y afecta el diseño de estrategias de manejo. Sumado a las cosechadoras externas que llegan desde otros lotes, sin limpiar y es una buena forma de dispersar semillas. Y, por último -sobre todo- la situación actual se debe a la preponderancia del control de malezas (uso casi único de herbicidas de manera reactiva) sobre el manejo integrado de malezas, que se debe a que los objetivos de los productores son a corto plazo y la necesidad de los programas es de mediano y largo plazo. Hay que encontrar la integralidad”. 

Por estos motivos, remarcó que “conocer la biología y ecología sirve para elaborar un programa de manejo de malezas efectivo. La dinámica poblacional es un factor a tener en cuenta para un buen manejo integrado, las temperaturas alternadas promueven la germinación, mientras que las semillas viejas necesitan del estímulo de luz roja para germinar. El uso de cultivos de cobertura o el rastrojo pueden ser factores que ayuden en el manejo de yuyo colorado”. También señaló que si bien los animales ayudan a dispersar las semillas que quedan en la superficie o a un centímetro, “la limpieza de cosechadoras es fundamental para reducir la dispersión de las especies”. 

Por último, recomendó: “El suelo tiene que estar cubierto al inicio de la emergencia de la maleza por buen rastrojo; además sumar el uso de cultivos de servicio con siembras tempranas, con estructuras de cultivos que cubran rápido el suelo; rotaciones con cultivos de invierno o pasturas; usar preemergentes para control es fundamental en la resistencia a herbicidas y el uso de postemergentes (sobre todo en años secos donde los preemergentes suelen fallar) acompañado por el uso de cultivos tolerantes que permiten la aplicación de herbicidas como glufosinato de amonio, dicamba, etc; monitoreos frecuentes posaplicación y repasar escapes, limpiar la maquinaria previo ingreso al lote y el uso de los destructores de semillas”. 

Mesa redonda: biología y ecología de malezas 

Moderada por Elba de la Fuente (FAUBA) la Mesa se inició con la exposición “Cuando las malezas y los cultivos se encuentran: hibridación cultivo-maleza en Raphanus sativus”, brindada por Boris Vercellino (UNS-CONICET) 

Explicó en principio que el cruzamiento de cultivos con malezas genera híbridos (poblaciones ferales), que pueden tener distinta adaptación respecto de sus parentales. Un ejemplo son los cultivares de arroz CL (con resistencia a herbicidas) que generan malezas resistentes a dicho grupo de herbicidas. Un caso similar se registró en Brassica rapa con el cruzamiento con colza resistente a glifosato, generando poblaciones ferales resistentes a dicho herbicida.

En el caso del rábano o rabanito, un cultivo que data de 5000, pasó de ser de consumo a convertirse en forrajera y en cultivo de cobertura en los últimos años, desarrollando biotipos invasores a lo largo del globo. En el caso de Argentina, está presente en casi todo el territorio y ya era citada como problemática en 1900. En 2018 comenzó a presentar resistencia a inhibidores ALS y como es polinizada principalmente por insectos genera un escenario ideal para la hibridación cultivo-maleza.

Al respecto, se confirmó que “la hibridación con el cultivo tiene un enorme potencial para desarrollar una maleza más agresiva, pero se necesitan más estudios para confirmar. Asimismo, se recomienda evitar la siembra de rábano en ambientes con presencia de nabón o prevenir su floración y se recomienda la evaluación exhaustiva de los riesgos agroecológicos y ambientales en la introducción de nuevos cultivos y/o nuevas tecnologías en los cultivos actuales previo a su liberación”. 

Polinización y resistencia a herbicidas  

María Victoria Sandoval (IFEVAUBA) se encuentra haciendo su tesis doctoral sobre “El rol de los polinizadores en el éxito reproductivo de Raphanus raphanistrum resistente a clorsulfurón”.  Esta especie muy cercana a la expuesta por su antecesor requiere la presencia de insectos polinizadores paras su efectiva reproducción, está presente en cultivos de invierno -principalmente en trigo- y en las poblaciones se notaron numerosos casos de resistencia a seis grupos de herbicidas con distintos modos de acción. 

Al respecto, “hay siete mutaciones en dicha maleza que han generado resistencia a herbicidas inhibidores de la ALS. Dentro, hay dos en particular con características diferentes sobre crecimiento y reproducción en presencia de herbicidas”. Por tal motivo, el objetivo fue estudiar el rol de los polinizadores sobre el éxito reproductivo de genotipos de R. raphanistrum resistentes a herbicidas inhibidores de ALS en ambientes con y sin herbicidas.

Para poner a prueba la hipótesis se llevó adelante un experimento con cinco tratamientos con cuatro variables medidas. El resultado demostró que “el retraso en el inicio de la floración del tratamiento 376H+ no se tradujo en una menor producción de flores por individuo, presentó más visitas de polinizadores que el 376H-, lo que podría deberse a un mayor número de flores en el pico de floración”. Además, “el genotipo 376 no se diferenció en el número de semillas, pero tiene una menor biomasa respecto al 122, lo que podría reducir el fitness en determinados ambientes. Si bien el genotipo 122 tiene más producción floral (mayor AUC) respecto al SS, no se diferencia en el número de visitas ni de semillas. Esto indica que no son capaces de aumentar el éxito reproductivo con mayor recurso floral”.

La importancia del estudio de la dormición de la semilla

Diego Batlla (CONICET-FAUBA) expuso sobre la “Inducción en dormición secundaria en semillas de Amaranthus hybridus L. y su impacto en la emergencia a campo”. 

En principio explicó que la “dormición es el bloqueo interno de las semillas que les impide germinar aún siendo viables para germinar en sus condiciones. En función del momento en que ocurre puede ser primaria –cuando se dispersan de la planta madre- o secundaria –una vez que salieron de la dormición primaria. ¿Qué relevancia tiene? Muchas especies de malezas de importancia agrícola presentan este fenómeno. Entonces si queremos predecir la emergencia para hacer eficaces las medidas de control, tenemos que entender estos cambios en los niveles de dormición. Digo niveles porque no hay dormidas y despiertas, sino que es cuantitativo y hay distintos niveles. ¿Qué efecto tienen en la capacidad germinativa? En yuyo colorado, por ejemplo, cambia la temperatura mínima en la que pueden germinar y se presentan cambios estacionales en los niveles de dormición.  

Intentando responder varias preguntas al respecto, se hizo un experimento de laboratorio con semillas recién dispersadas, mantenidas húmedas con capacidad de campo. Detectaron analizando cada cambio que sistemáticamente se iban despertando en altas temperaturas y entraban en dormición secundaria a 20/25°, confirmando que “nunca dejan de germinar a más de 25°, sea la época del año que sea. Estas cuestiones de dormición secundaria se desconocían junto con sus implicancias”.