¿Hipocresía climática? Solo diez países ricos causan casi el 70% de las emisiones mundiales de CO2
El cambio climático está unido a la desigualdad económica: se trata de una crisis impulsada por las emisiones de gases de efecto invernadero generadas principalmente por los países ricos, pero cuyas consecuencias afectan a los más pobres.
Ya lo arrojó un estudio de Oxfam: el 1% más rico de la población mundial genera la misma cantidad de emisiones de carbono que los 5.000 millones de personas que componen los dos tercios más pobres de la humanidad.
Y es que solo diez países causan casi el 70% de las emisiones mundiales de CO2. Según datos de la Comisión Europea, China acumula la mayor parte de las emisiones, con cerca del 33% del total mundial; mientras que Estados Unidos y la India suman más de la mitad de emisiones contaminantes.
De hecho, el 40% de la producción de petróleo en el mundo esté concentrada en apenas un puñado de países: según datos de la Administración de Información Energética (EIA), en 2023, Estados Unidos (12,9 millones de barriles por día), Rusia (10,1) y Arabia Saudita (9,7) fueron los ‘titanes’ del petróleo, contribuyendo conjuntamente con 32,7 millones de barriles diarios de crudo.
A estos le siguen Canadá, Irak y China, que sumaron 13,1 millones de barriles diarios en 2023, apenas superando la producción estadounidense.
De esta manera, lo que cuestionan algunos expertos y líderes es que los países desarrollados sigan siendo los que más contaminan pero solicitan a los más pobres que limiten la explotación de sus recursos para contribuir al cambio climático.
¿La hipocresía climática?
La pasada entrevista de un periodista de la BBC al presidente de Guyana, Irfaan Ali, le echó más ‘sal a la herida’ de este debate sobre la brecha entre países ricos y pobres, y sus aportes a la mitigación del calentamiento global.
Ese país sudamericano anunció recientemente el descubrimiento de grandes depósitos de petróleo y gas en aguas profundas, lo que generó grandes expectativas ante el crecimiento que podría suponer para su economía.
Pero el presidente de Guyana cortó dicha intervención del presentador y comenzó a hablar sobre ese ambientalismo “hipócrita” de Occidente.
“¿Sabe usted que Guyana tiene un bosque que es del tamaño de Inglaterra y Escocia juntas? ¿Que absorbe 19,5 gigatoneladas de CO2? (…) No nos dé lecciones. Nuestro bosque absorbe grandes cantidades de CO2, una acción de la que se beneficia todo el mundo”, recalcó el mandatario.
Agregó que, incluso, con toda su exploración y extracción de petróleo y gas seguirán cumpliendo con las emisiones netas cero en Guyana. “Esta es la hipocresía que existe. El mundo ha acabado con el 65% de la biodiversidad en las últimas décadas, nosotros hemos mantenido toda la nuestra , ¿cuándo pagará por ello el mundo desarrollado?”.
Las anteriores respuestas generaron reacciones en redes sociales y recordaron cuando el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, criticó también la “hipocresía” y el “doble rasero” de Europa por exigir a los países de África que no usen combustibles fósiles para producir energía al tiempo que Alemania planeaba abrir una extensa mina de carbón.
“No aceptaremos unas normas para ellos y otras para nosotros (…) El fracaso de E
Asimismo, el año pasado CNN dio a conocer que Blue Carbon, empresa fundada por el jeque Ahmed Dalmook Al Maktoum, miembro de la familia real de Dubái, aseguró tierras africanas del tamaño del Reino Unido para crear créditos de carbono y venderlos a otras empresas y gobiernos. Esto, con el fin de “compensar” la contaminación climática que genera Emiratos mientras continúa quemando combustibles fósiles.
A todo esto se ha sumado que los vuelos privados emiten más CO2 en minutos que el promedio de una persona en la India en todo un año. Por eso, los vuelos de 15 minutos o menos de personalidades como Taylor Swift, Kim Kardashian y Steven Spielberg en jets privados han desatado olas de rechazo.
“Podría reciclar todo, comprar toda mi ropa de segunda mano, compostar y cultivar mi propia comida por el resto de mi vida y ni siquiera comenzaría a compensar la huella de uno de estos vuelos”, escribió al respecto la activista contra los trastornos alimentarios Cara Lisette.
Según un artículo de Ajit Niranjan, en la Deutsche Welle (DW), los investigadores han explorado formas de minimizar la huella de carbono de los multimillonarios y sus lujosos estilos de vida, tales como aumentar los impuestos, cerrar lagunas legales y tomar medidas enérgicas contra los paraísos fiscales. Sin embargo, dijo, las políticas para aumentar los impuestos enfrentan una gran oposición, pues las personas crecidas en culturas que idolatran a los ricos a menudo se oponen a las políticas que restringen sus vidas.