La segunda reunión del de la Iniciativa Bioeconomía del G20 apuntó a disipar la idea errónea de que la bioenergía compite con la seguridad alimentaria
La segunda reunión de la Iniciativa de Bioeconomía del G20, llevada a cabo del martes 7 al jueves 9 de mayo, marcó un momento crucial en el diálogo global sobre desarrollo sostenible. El encuentro profundizó en desmentir la percepción errónea de que la bioenergía compite con la seguridad alimentaria y en explorar la relación simbiótica entre la sabiduría tradicional y la ciencia de vanguardia, con el objetivo de aprovechar su potencial combinado para el crecimiento económico.
En el centro del debate estuvo el informe del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), que revela una asombrosa oportunidad de negocios por U$S 7.7 billones para 2030 dentro de la bioeconomía circular. Esta cifra subraya el poder transformador de los productos bio-basados y las prácticas sostenibles, posicionándolos como impulsores clave del futuro desarrollo económico.
Un tema central en la reunión fue la exploración de cómo la ciencia, la tecnología, la investigación, la innovación y el conocimiento tradicional se entrelazan dentro del marco de la bioeconomía. Reflejando el enfoque holístico de Brasil, defendido por la Ministra Marina Silva, los participantes enfatizaron la necesidad de soluciones multidisciplinarias a desafíos apremiantes.
Crucialmente, el encuentro tuvo como objetivo disipar la idea errónea de que la bioenergía compite con la seguridad alimentaria, destacando en cambio el potencial para un crecimiento sinérgico entre sectores. Además, subrayó el papel fundamental de las poblaciones tradicionales y las comunidades indígenas en la configuración del panorama de la bioeconomía.
El diálogo también arrojó luz sobre las implicaciones más amplias de la bioeconomía, trascendiendo la mera producción de productos para abarcar procesos holísticos. El conocimiento y las tecnologías ancestrales desempeñan un papel fundamental en la producción, cerrando la brecha entre la tradición y la innovación.
Mirando hacia adelante, el informe del WBCSD pinta un cuadro convincente de la bioeconomía como un catalizador para el desarrollo sostenible, ofreciendo beneficios tangibles en los ámbitos ambiental, económico y social. Desde la producción de biodiesel hasta la utilización de biomateriales en diversas industrias, la bioeconomía presenta un vasto lienzo para la innovación y el crecimiento.
ntegral a esta visión es la integración de la sabiduría ancestral en las prácticas contemporáneas, un tema subrayado por el liderazgo de Brasil en el G20. Reconocer el conocimiento indígena como una forma de ciencia representa un cambio de paradigma en el discurso global, señalando un nuevo respeto por la sabiduría tradicional.
A medida que la Iniciativa fija su mirada en el futuro, la próxima reunión en Manaus (estado de Amazonas) a celebrarse entre el 17 y 19 de junio promete iluminar aún más el camino a seguir. En el contexto del bioma de la Amazonía, los participantes explorarán nuevas fronteras en la bioeconomía, sentando las bases para el desarrollo sostenible a escala global.
La Iniciativa de Bioeconomía del G20 se erige como un faro de colaboración e innovación, uniendo a las naciones en la búsqueda de un futuro más sostenible y equitativo. Al abrazar la convergencia de la tradición y la modernidad, traza un curso hacia una bioeconomía próspera que beneficie a todos.
Fuente: BIOECONOMIA.INFO