España: la energía de la biomasa ya genera más del 70% del calor de las industrias, pero eso es apenas un comienzo
Gracias a los avances tecnológicos, las cepas de vid, la madera residual de trabajos forestales, los purines ganaderos y los rastrojos agrícolas han dejado de ser simples desechos. Ahora, son valiosas fuentes de energía renovable. Con España siendo el segundo país de la Unión Europea en extensión agrícola y el tercero en superficie arbolada, cuenta con vastos recursos de biomasa agroforestal y ganadera. Estos recursos no solo son utilizados para la producción de calor y electricidad en sectores domésticos e industriales, sino que también se vislumbran como una base para la producción de biometano y futuros combustibles 100% renovables para el transporte.
Según la Directiva de Energías Renovables de la Unión Europea (RED), la biomasa se define como la fracción biodegradable de productos, residuos y desechos de origen biológico provenientes de actividades agrarias, silvicultura y sectores conexos. Esta definición abarca tanto residuos industriales como municipales de origen biológico. La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBIOM), que agrupa a más de 170 empresas, centros tecnológicos y universidades del sector, estima que en 2022 la gestión y aprovechamiento de biomasa representaron más del 0,3% del PIB, con una facturación superior a los 4.500 millones de euros y la creación de 50.000 empleos directos e indirectos.
El protagonismo de la biomasa en la energía térmica
Aunque la sociedad aún no es plenamente consciente del impacto de la biomasa, este sector desempeña un papel crucial en la generación térmica. De hecho, según Daniel García, responsable de Proyectos e Innovación de AVEBIOM, la biomasa es la principal fuente de energía térmica en España, representando entre el 70% y el 80% de la calefacción y calor industrial. Además, García destaca que la biomasa ofrece una solución renovable y rápida para desacoplar a industrias y hogares del precio de la electricidad, evitando la sobrecarga de la red eléctrica.
Autonomía energética y sostenibilidad
Para un país como España, que depende en gran medida del suministro exterior de energía, la producción de electricidad, calor y biometano a partir de biomasa agroforestal y ganadera es vital para reforzar su autonomía estratégica. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) proyecta un aumento significativo en el uso de biomasa en plantas de cogeneración, con el objetivo de producir 1.408 MW para 2030, más del doble de lo generado en 2020. Este incremento estará respaldado principalmente por los restos de podas agrícolas y la biomasa forestal resultante de trabajos preventivos contra incendios.
Además, la biomasa también juega un rol importante en la producción de biometano, un gas renovable que ya se inyecta en la red gasística para su uso en industrias y hogares. Actualmente, España cuenta con una decena de plantas operativas y más de 200 proyectos en desarrollo, según la Asociación Española del Gas, Sedigas.
Futuro de los combustibles renovables
El potencial de la biomasa no se detiene allí. También se vislumbra como materia prima para la producción de combustibles renovables líquidos, esenciales para reducir las emisiones de CO2 en el transporte. Repsol, por ejemplo, ha inaugurado en Cartagena la primera planta de la Península Ibérica dedicada a la producción de combustibles 100% renovables a escala industrial, utilizando aceite de cocina usado y grasas residuales. Pedro Segovia, gerente de Desarrollo de Negocio de Biomasa en Repsol, señala que, aunque estas materias primas son más fáciles de procesar, son limitadas. A medida que las tecnologías avancen, la biomasa, abundante en el campo español, será clave en la producción de estos combustibles.