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La contaminación es peor para la salud de lo que se creía

En los últimos años, nuestro planeta ha sido testigo de un aumento alarmante de los niveles de contaminación, impulsado por una combinación de actividades humanas y fenómenos naturales. El calor extremo, la sequía y los incendios forestales se encuentran entre los factores relevantes que exacerban la contaminación del aire, lo que supone una grave amenaza para la salud humana. 

La contaminación del aire se ha convertido en un problema mundial crítico, cuyas principales fuentes incluyen las emisiones industriales, los gases de escape de los vehículos, las actividades agrícolas y los desastres naturales como los incendios forestales que, a causa del cambio climático, son cada vez más frecuentes y devastadores.

Foto: Mayores gallegos hablando en un banco de la provincia de Ourense. (istock)

La realidad

Pero, ¿hasta qué punto es mala para la salud la contaminación del aire? Según los últimos informes llevados a cabo por científicos dirigidos por la Universidad de Edimburgo y la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí y que han sido publicados recientemente en la revista Journal of the American College of Cardiology, la contaminación del aire representa una amenaza para la salud mayor que la guerra, el terrorismo, la malaria, el VIH, la tuberculosis, las drogas y el alcohol todos juntos. 

“Cada año, alrededor de 20 millones de personas en todo el mundo mueren por enfermedades cardiovasculares y los contaminantes desempeñan un papel cada vez mayor”, explicó Jason Kovacic, director y director ejecutivo del Instituto de Investigación Cardíaca Victor Chang. 

Ya sabemos que la contaminación ha llegado a todos los rincones del planeta, incluyendo la remota Antártida; y es que los contaminantes, ya sea por fugas o derrames de sustancias, acaban llegando a todas partes, al introducirse sustancias distintas a las que componen agua, tierra o aire naturalmente. “Nuestros cuerpos están siendo bombardeados por contaminantes desde todos los ángulos y están afectando nuestra salud cardíaca. La evidencia sugiere que la cantidad de personas que mueren prematuramente debido a estas formas muy diferentes de contaminación es mucho mayor de lo que se reconoce actualmente”, continúa el experto.

Consecuencias en nuestro organismo

La contaminación nos llega por todas partes, no solo del aire, que suele tener una mezcla dañina de partículas sólidas y gases que causan estrés oxidativo y dañan los órganos, incluidos nuestro corazón. La contaminación lumínica y acústica, por ejemplo, puede afectar a nuestros patrones de sueño, provocar inflamación y aumentar la presión arterial y el aumento de peso. 

Y, según los expertos, aún desconocemos los efectos de esta exposición, ya que “hay cientos de miles de sustancias químicas que ni siquiera se han probado para determinar su seguridad o toxicidad, y mucho menos su impacto en nuestra salud. También tenemos que descubrir si hay otros factores de riesgo que hacen que las personas sean más susceptibles, como enfermedades preexistentes, factores de estilo de vida o el lugar donde viven”, aclara Kovacic. 

«Es peor que las drogas, el alcohol, la guerra, la malaria, el VIH o el terrorismo»

Es hora de preocuparse en serio

De acuerdo con los científicos, en el futuro, los individuos deberían someterse a pruebas rutinarias para detectar la exposición a una mayor variedad de contaminantes, de manera similar a cómo actualmente se examina a los niños en los EEUU para detectar la exposición al plomo. 

Desafortunadamente, aunque la crisis ambiental es inminente y su impacto en la salud es cada vez más evidente, el impulso para implementar cambios parece ser intermitente y poco consistente. Los investigadores solicitan un mejor control de los contaminantes, la comprensión de sus efectos sobre las enfermedades cardiovasculares y la identificación de las comunidades vulnerables en aras de tener mejores herramientas y datos para combatir las amenazas para la salud que plantea la contaminación global.