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Maíz de segunda: la clave para el desarrollo de bioetanol en Brasil

El desarrollo sostenible se ha convertido en un objetivo crucial a nivel global, y Brasil está a la vanguardia con su innovador sistema de producción de etanol a partir de maíz cultivado como segunda cosecha. Este modelo, implementado en la región Centro-Oeste del país, especialmente en el estado de Mato Grosso, ha demostrado ser una solución integral que aborda tanto la producción de alimentos como la generación de energía renovable.

El concepto de doble cultivo

El sistema de doble cultivo implica la producción secuencial de dos cultivos en la misma tierra durante un ciclo agrícola. En Brasil, el maíz se planta como una segunda cosecha después de la soja, aprovechando de manera eficiente los recursos y maximizando la producción agrícola. Este enfoque no solo ha incrementado la producción de granos, sino que también ha permitido la producción de etanol derivado de los mismos, un biocombustible que está ganando terreno rápidamente como alternativa sostenible a los combustibles fósiles.

Impacto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Un estudio liderado por investigadores de instituciones de renombre como el MIT y la Universidad de Campinas evaluó el impacto del etanol de maíz de doble cultivo en diversos ODS, incluyendo la mitigación del cambio climático, la seguridad alimentaria, y el bienestar económico regional. Los resultados son contundentes:

Energía Renovable y Asequible (ODS 7): La producción de etanol de maíz en Brasil ha alcanzado los 5 mil millones de litros, generando además 600 MWh de electricidad. Esta energía no solo es renovable, sino que también se ha producido a un costo competitivo, beneficiando tanto a consumidores como a industrias dependientes de la energía.

Mitigación del Cambio Climático (ODS 13): La sustitución de la gasolina por etanol ha reducido las emisiones de CO2 entre 9,3 y 13,2 millones de toneladas anuales, un avance significativo en la lucha contra el calentamiento global. Además, la incorporación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (BECCS) ha ampliado aún más estos beneficios, permitiendo la eliminación neta de CO2 de la atmósfera.

Seguridad Alimentaria (ODS 2): Aunque la producción de maíz para etanol podría parecer una competencia directa con la producción de alimentos, el sistema de doble cultivo ha demostrado lo contrario. La producción de granos para alimento (como los 4 millones de toneladas de granos secos de destilería) se ha mantenido estable, y los precios de los alimentos han disminuido ligeramente en la región, mejorando la seguridad alimentaria.

Uso Eficiente de la Tierra (ODS 15): La expansión del maíz de segunda cosecha ha reducido la necesidad de tierras adicionales para la agricultura, liberando alrededor de 160,000 hectáreas de tierra que podrían ser utilizadas para la reforestación o la reducción de la deforestación. Este manejo eficiente de la tierra contribuye a la conservación de los ecosistemas.

Crecimiento Económico y Reducción de la Pobreza (ODS 1 y 8): La implementación de este sistema ha impulsado la economía regional, incrementando los ingresos y el consumo en las clases más pobres, sin afectar negativamente a otras regiones del país. Este crecimiento económico inclusivo es un paso importante hacia la reducción de la desigualdad y la pobreza.

Fuente: BIOECONOMIA