Lana de guanaco, cómo un problema puede convertirse en una solución sustentable
Para cualquier turista cruzarse con un guanaco en medio de un paseo por la Patagonia puede ser una experiencia sorprendente que, sin dudas, quedará registrada en una gran cantidad de fotos. Sin embargo para los productores, especialmente de ovinos, este mamífero de la familia de los camélidos, es desde hace varios años una preocupación debido a la superpoblación que se generó al ser una especie protegida. Pero, a partir de un convenio de asistencia técnica que especialistas del CONICET realizaron junto con la Estancia “La Rosa” en Chubut, es posible que lo que hasta ahora es un problema, pronto se convierta en una nueva actividad productiva y rentable a partir del aprovechamiento sustentable de los guanacos silvestres mediante la esquila en vivo.
La Estancia La Rosa es un ejemplo de la realidad que viven hoy los productores ovinos que observan “una disminución del ganado y un aumento de guanacos”, como cuenta Juan Gallie, uno de sus propietarios. En su caso pasaron de tener 20 mil ovejas a 8 mil y “cada año va bajando el número”.
Expoagro (E): ¿Cuál es la problemática que tienen con el guanaco?
Juan Gallie (J.G): El guanaco está produciendo un impacto fuerte sobre la flora y la disponibilidad del forraje. Nos obliga a usar más recursos en infraestructura para el agua, sobre todo en verano porque el guanaco tiene dominancia sobre la oveja al momento de tomar agua y producen roturas de bebederos y de flotantes con importantes costos económicos.
Además, la superpoblación de guanacos está empezando a afectar a las aves que nidifican en los arbustos, porque estas plantas no se pueden desarrollar con la presión tan alta de estos animales.
E: ¿Hay un censo sobre la población de guanacos en la región?
J.G: Según las últimas estadísticas, en Chubut hay 1 millón y en Santa Cruz alrededor de 3 millones. Históricamente en nuestra estancia teníamos 2500 / 3000 guanacos, pero ahora según nuestros registros son unos 8 mil. No los queremos sacar porque ya están mansos pero hay que buscar la forma para integrarlos. Todavía estamos a tiempo porque cuando se sobrepase la población de una manera incontrolada nos vamos a perjudicar todos.
E: ¿Por qué no se los controla?
J.G: No hay una tasa de extracción, por lo que la población de guanacos sigue creciendo. El argumento para dejarlos es que el guanaco migra, pero en el campo nuestro están todo el año porque tienen alimento y agua, además estamos certificados WCS por lo que no los cazamos, en cambio por la zona hay cazadores furtivos.
El Estado debería regular la población de guanaco para que no sea una plaga. No hay que trabajar en contra del animal porque en la Patagonia está mucho mejor adaptado que la oveja, tiene una carne excelente y su lana es muy apreciada. Pero se podría implementar lo que se hace en otros países como, por ejemplo, en Estados Unidos donde cuando en los parques nacionales o en tierras públicas se sobrepasa el número de población objetivo, se hacen remates para que los productores criadores extensivos de búfalos puedan comprarlos. De esta forma, se generó un negocio importante alrededor de la carne regenerativa de búfalo, que se prioriza antes que la de feedlot, contribuyendo a su vez al equilibrio medioambiental.
E: ¿Cómo se logra la integración con la actividad ovina?
J.G: El camino es buscar una salida sustentable y económica. Si bien el guanaco es una plaga, nosotros no estamos a favor de la caza furtiva. Lo que queremos es controlar la población para que haya un equilibrio. Somos de los últimos productores de ovinos que quedan en Chubut, junto con los que están dentro de la franja entre Comodoro y Trelew y desde la Ruta 3 hacia la costa.
Aprovechamiento sustentable de la fibra de guanacos, una solución sostenible
Alertados por esta problemática, científicos del CONICET, liderados por el investigador Pablo Carmanchahi, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET – UNCo), establecieron un convenio de asistencia técnica junto con la Estancia “La Rosa” con el objetivo de contribuir a la conservación de la especie y al desarrollo productivo de la región patagónica.
A partir de algunas consultas que recibió Carmanchahi de empresarios textiles del exterior, se observó el potencial que tiene la lana de guanaco para insertarse en el mercado de las fibras de lujo. Y, dado que con su equipo ya venían trabajando desde 2002 junto a Gallie en el análisis de los efectos del guanaco en la vegetación, su comportamiento y el crecimiento de la población, no dudaron en comenzar a buscar las mejores técnicas para lograr la junta eficiente del guanaco y trabajar en la esquila.
Para definir las acciones de manejo., que hoy son parte del Plan Nacional de Manejo de Guanacos y de los Planes Provinciales de Chubut y Santa Cruz, Carmanchahi explica que se “evaluó la respuesta fisiológica, midiendo los niveles de cortisol (hormona que se expresa en el proceso de estrés), y encontramos que se incrementaban con el tiempo en los animales que estaban encerrados”. Por otra parte, agrega que observaron “que el hacinamiento en los corrales incrementa los comportamientos de malestar, a partir de lo cual definimos el número óptimo de animales por corral de manera que estos comportamientos no se expresen. Además, observamos que, luego de los eventos de manejo, la población de guanacos presente en el área de trabajo mostraba modificaciones de los parámetros estudiados que indicaban una dispersión de los individuos, pero al mes posterior de la esquila, estos parámetros retomaban valores previos al manejo”.
E: ¿En qué consiste el convenio con CONICET?
J.G: Se trata de implementar el aprovechamiento sustentable de los guanacos silvestres, mediante la esquila en vivo. El Instituto nos da la asistencia técnica y de gestión para el manejo de los camélidos. El objetivo es poder instalar un modelo de producción complementaria al de la ganadería, siendo a la vez una alternativa de conservación de la especie.
E: ¿Qué trabajos se realizaron?
J.G: A partir de este convenio se logró que la normativa nos autorice el manejo de los guanacos. En una primera etapa se evaluó la factibilidad de realizar las experiencias de manejo en nuestra estancia y se realizaron relevamientos poblacionales. Luego se trabajó en la colocación de una estructura para la captura y esquila, y se hicieron algunos arreos para comprobar la eficacia del sistema.
E: ¿Qué infraestructura se necesita?
J.G: El guanaco es silvestre y corre muy rápido. A diferencia de la llama o la vicuña, es muy difícil su manejo, por eso lo que estamos experimentando con CONICET es cómo juntarlos y esquilarlos. Esto nos va a llevar una inversión muy grande porque tenemos que hacer mangas con embudos de entre 800 y 1500 metros de largo y 1,80 metros de alto, además de hacer corrales especiales. Para el arreo se necesitan hasta 14 jinetes, lo cual es un gasto importante pero a la vez una posibilidad de trabajo genuino.
Lana de guanaco, un mercado con gran potencial
El aprovechamiento sustentable de la fibra de guanacos silvestres es una actividad con un gran potencial para posicionarse con éxito en el mercado internacional de las fibras de lujo. Según un informe del CONICET, es una de las fibras más finas del reino animal, muy similar a la de la vicuña, por la que se pueden obtener unos 200 dólares por kilo en bruto, siempre que se cumplan, durante los procesos de producción de fauna y de obtención de la fibra, con los protocolos de buenas prácticas de manejo y bienestar animal que requieren los mercados internacionales.
E: ¿En la estancia cuentan con estas certificaciones?
J.G: Venimos trabajando hace años con una cultura del trabajo que incluye un protocolo de buenas prácticas que nuestro equipo de trabajo (Tobías De Lilio, encargado; Sebastián Ojeda, Capataz; Javier Trucco, contador) sabe que no se negocian. Además, certificamos regeneración y bienestar animal, con WCS (Wildlife Conservation Society) y contamos con una política de protección de la fauna nativa avalada por RWS (Responsible Wool Standard). También tenemos la EOV (Ecological Outcome Verification) que mira el estado de salud del factor vegetal total, es decir pastos más arbustos.
E: ¿Cómo es la producción de lana de guanaco con respecto a la de oveja?
J.G: De la esquila del guanaco se sacan 500 gramos de lana con un precio en dólares muy alto, mientras que por cada oveja se obtienen 4 kilos de lana pero solo se pagan entre 4 y 5 dólares por kilo. La actividad ovina está dejando de ser rentable, sobre todo teniendo en cuenta que al ser superficies de terreno muy grandes, se genera mucho gasto principalmente en aguadas. En nuestro caso tenemos 65 porque es la única manera de lograr que funcionen los campos en esta zona que es un desierto. Por eso es muy importante que los productores contemos con la ayuda del Estado y sus instituciones referentes como INTA, CONICET o UNPA.
Tradición conservacionista
El contacto con la ganadería ovina en la familia Gallie, de origen escosés, viene desde cuatro generaciones atrás, cuando el bisabuelo de Juan con solo 17 años trabajó como ovejero en Malvinas y tiempo después fue quien arrió ovejas desde Bahía Blanca hasta Río Turbio para poblar la zona, en donde actualmente cuentan con otro establecimiento. Luego continuaron con la tradición su abuelo, su padre y ahora mantiene el legado junto a sus dos hermanos.
En el campo de unas 50 mil hectáreas, implementan el manejo holístico, dejando descansar los cuadros para regenerar la tierra. “Es nuestra responsabilidad cuidar la diversidad de flora y fauna, lo importante es mirar al ecosistema como un todo. Hoy lo que más nos preocupa es su conservación”, afirma Juan.
El propietario de La Rosa se muestra entusiasmado con la posibilidad de que la esquila de lana de guanaco se convierta en una actividad complementaria rentable no solo para su equipo de trabajo sino también para otros productores de la región. “Está bueno que sea algo que sirva para todo el sector. Va a emplear gente, va a cambiar la mirada de la sociedad que piensa que la actividad ganadera, y la ovina en particular, es destructiva”, dice. Asimismo sabe que “si no actuamos rápido se van a perder décadas de tradición ovina”.
Por Paola Papaleo
Fuente: Expoagro