Microplásticos, la contaminación que no se ve
La contaminación por residuos plásticos representa una amenaza ambiental de carácter global. Los plásticos, debido a factores como la calidad, el desgaste por el uso, el abandono y la exposición al agua salada y a la luz del sol, se fragmentan en partículas diminutas llamadas “microplásticos”. Estos residuos, cuyo diámetro no supera los 5 milímetros, son unos silenciosos enemigos capaces de contaminar diversos ecosistemas, especialmente el marino.
No en vano, se estima que el 80% de los residuos que acaban en el mar proceden de fuentes terrestres. En la actualidad, alrededor de 10 millones de toneladas de basura, en su mayoría plásticos, llegan a los océanos cada año. Y no solo la naturaleza sufre el impacto de este tipo de residuos: también la red alimentaria se hace eco de esta situación, generando potenciales riesgos para la salud humana.
Todo ello se desprende del reciente informe ‘Red de seguimiento de microplásticos en ríos y zonas costeras’, una publicación capitaneada por la Asociación Hombre y Territorio en la que colabora estrechamente Cruz Roja y que, bajo el marco del Proyecto Libera (creado por SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes), analiza la evolución de microplásticos en ríos y zonas costeras de 2021 a 2024.
El proyecto ha contado con participación social y tiene como principales objetivos realizar un monitoreo constante de microplásticos en diversos puntos de España; involucrar a la sociedad a través de la ciencia ciudadana, promoviendo la educación ambiental y la toma de conciencia sobre el impacto de los microplásticos; y desarrollar un repositorio de datos accesible para consulta.
"Los microplásticos están presentes en casi todos los ecosistemas acuáticos"
“Estamos preocupados”, evidencia David León, biólogo, investigador en la Universidad de Sevilla y miembro de Hombre y Territorio. “Los resultados no paran de confirmar el silencioso y enorme problema que corre por nuestros ríos hasta el mar. Los microplásticos están presentes en casi todos los ecosistemas acuáticos de España, y es algo que debemos, entre todos, conocer y poner freno”, agrega.
Entre las conclusiones más alarmantes del informe figura que el porcentaje de muestras con microplásticos es de 96% en ríos y en 92% en playas en 2024. “Desde 2021, prácticamente el 100% de las muestras analizadas han mostrado presencia de microplásticos. Un caso particularmente preocupante es el del río Guadalquivir, donde la concentración de microplásticos ha experimentado un notable incremento, pasando de 1,18 ítems/litro en 2021 a 11,33 ítems/litro en 2024”, alega Paloma García, del área de Medio Ambiente de Cruz Roja.
“Desde su inicio en 2021, esta red de monitoreo de microplásticos ha logrado consolidarse como una herramienta clave”, apunta Paloma García, que también revela que un aspecto clave del proyecto ha sido “la continuidad en la ubicación de los puntos de muestreo”. “Ha permitido recopilar datos comparables y de alta calidad a lo largo del tiempo”, agrega.
Fibras y fragmentos, los microplásticos más comunes
Los muestreos se han llevado a cabo en un total de 26 ríos y 22 playas de distintos puntos de España con un principal resultado: las fibras (alrededor del 70%) y los fragmentos (alrededor del 20%) son los microplásticos más comunes. A David León no le extraña: “Esos resultados confirman los análisis de otros proyectos y acciones por todo el mundo”.
“Las fibras sintéticas están en multitud de elementos de nuestra vida diaria, pero muchas veces no lo sabemos o no nos lo dicen. Además, estos elementos son cada vez de peor calidad, con lo que el número de fibras que desprenden es mayor. Aquí los tejidos y ropa sintética se llevan la palma. Solo tenemos que mirar las etiquetas de la ropa de cualquier tienda para comprobar su composición: poliamida, nylon, viscosa, poliéster, acrílico… todos estos nombres son materiales plásticos o derivados, que han ido sustituyendo poco a poco al algodón, la lana o el lino”, lamenta León.
"Las fibras sintéticas están en multitud de elementos de nuestra vida diaria"
“También se han identificado fragmentos procedentes de la degradación de plásticos más grandes, como juguetes o envases, así como films derivados de la industria alimentaria y esponjas, frecuentemente asociadas a productos de limpieza domésticos”, incide, por otra parte, Paloma García.
El fenómeno low cost y las implicaciones sociales y ambientales que ello conlleva no ayudan en este contexto: “Esa frase de ‘no tiene ni un año y ya se está rompiendo’ significa que ha perdido miles y miles de fibras, y la prenda cada vez es más frágil. La lavadora y el propio uso son factores que amplifican este desgaste. Si la prenda es de mala calidad desprenderá más fibras y tendremos que tirarla y cambiarla antes”, corrobora David León. Previous
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Una ciudadanía comprometida
El muestreo, que se ha mantenido desde 2021, y se realiza dos veces al año en primavera y en otoño (y en las zonas costeras durante el verano) ha contado con todo tipo de ayuda: desde personal técnico hasta voluntariado de Cruz Roja pasando por gente de a pie. Cada actividad de muestreo ha estado coordinada y supervisada de manera continua para asegurar la consistencia y calidad de los datos recolectados. Por otro lado, las muestras recolectadas por los técnicos y voluntarios de Cruz Roja se han enviado al laboratorio de HyT, donde se han llevado a cabo análisis detallados para identificar y cuantificar la presencia de microplásticos.
"El contacto directo con la problemática permite que los voluntarios tomen mayor conciencia"
“Desde HyT estamos realmente emocionados y satisfechos con la implicación de las asambleas de Cruz Roja en los muestreos y monitorización de sus ríos y arroyos. Gracias a ellos estamos consiguiendo obtener datos imposibles de recolectar de otra manera, y además ayudando a la sensibilización de tanta gente durante las acciones de campo. Podemos decir que esta red de ciencia ciudadana es posiblemente la más consistente y permanente de todas las que se realizan en España”, expresa David León.
Paloma García también valora enormemente el compromiso de todas las personas y entidades implicadas: “Además, el hecho de que haya provincias que llevan una trayectoria de varios años realizando la actividad genera un ‘efecto llamada’ que anima a participar a nuevos territorios, lo cual aumenta la continuidad del proyecto en ciertas provincias”. “El contacto directo con la problemática permite que los voluntarios tomen mayor conciencia sobre la contaminación por microplásticos, lo que se traduce en cambios de hábitos individuales y en una mayor sensibilización respecto a la necesidad de reducir el uso de plásticos de un solo uso”, concluye.