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En Emiratos Árabes Unidos se logró hacer llover en el desierto gracias a una isla de paneles solares

En un contexto de crisis hídrica mundial, donde el agua se volvió más valiosa que el petróleo, Emiratos Árabes Unidos dio un paso innovador. Un estudio reciente, publicado en la revista Earth System Dynamics por un grupo de científicos alemanes, reveló que las granjas solares no solo producen energía limpia, sino que también pueden generar lluvias en el desierto.

Los investigadores descubrieron que una extensión de solo 20 kilómetros cuadrados cubierta con paneles solares tiene el potencial de generar más de 570.000 metros cúbicos de agua diariamente. Para ponerlo en perspectiva, esto sería suficiente para abastecer a 30.000 personas.

Los paneles solares, al absorber el calor, generan corrientes de aire ascendentes que, bajo ciertas condiciones, forman nubes y desencadenan tormentas. Este proceso requiere una fuente de humedad atmosférica, algo que Emiratos tiene asegurado gracias a los vientos cargados de humedad provenientes del Golfo Pérsico.

La investigación no solo traería beneficios para Emiratos Árabes Unidos, sino que también abriría la puerta a otras regiones del mundo. Los científicos identificaron lugares como Namibia y la península de Baja California en México, donde esta tecnología podría implementarse con éxito.

No obstante, el camino presenta varios desafíos. Entre ellos, la necesidad de desarrollar paneles solares más oscuros que los actuales, ya que muchos son reflectantes para optimizar su rendimiento térmico, y las preocupaciones sobre el impacto que podría tener en la biodiversidad local.

Europa, por su parte, está al borde de una crisis sin precedentes. Investigadores de la London School of Hygiene & Tropical Medicine y la Estación Biológica de Doñana lanzaron una advertencia alarmante: si no se toman medidas urgentes contra el cambio climático, más de 2,3 millones de personas podrían perder la vida antes de 2099 debido a una ola de calor.

El estudio, que analizó 854 ciudades europeas, revela que la región mediterránea será la más afectada. Barcelona encabeza la lista con una proyección alarmante de 246.000 muertes adicionales, seguida de Roma y Nápoles, con 147.000 cada una. Madrid y Valencia también figuran entre las diez ciudades más vulnerables.

Sin embargo, no todo está perdido. Pierre Masselot, investigador principal del estudio, destacó que el 70% de estas muertes podrían evitarse si se toman medidas urgentes. Entre las soluciones propuestas están la ampliación de los espacios verdes urbanos y una reducción drástica de las emisiones de carbono. “Mantener políticas ambiciosas para reducir el uso de combustibles fósiles es fundamental para proteger la salud de la población europea”, señaló Veronika Huber, investigadora de la Estación Biológica de Doñana.