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EE.UU. deja de compartir los datos sobre la calidad del aire de sus embajadas en todo el mundo

El Gobierno de Estados Unidos dejará de compartir los datos sobre la calidad del aire recogidos en sus embajadas y consulados, lo que preocupa a científicos y expertos locales que afirman que este esfuerzo resultaba vital para controlar la calidad del aire mundial y mejorar la salud pública.

En respuesta a una pregunta de The Associated Press, el Departamento de Estado indicó el miércoles que su programa de vigilancia de la calidad del aire dejaría de transmitir datos sobre contaminación atmosférica de embajadas y consulados a la aplicación AirNow de la Agencia de Protección del Medio Ambiente y a otras plataformas. Esto permitía anteriormente a los habitantes de varios países, junto con los científicos, ver y analizar la calidad del aire en ciudades de todo el mundo.

La interrupción del intercambio de datos se debió «a restricciones de financiación que han hecho que el Departamento desconecte la red subyacente«, según el comunicado. El Departamento de Estado añadió que se había indicado a las embajadas y consulados que mantuvieran sus monitores en funcionamiento y que el intercambio de datos podría reanudarse en el futuro si se restablecía la financiación.

El recorte fiscal, reportado por primera vez por el periódico ‘The New York Times’, es uno de los muchos realizados bajo el nuevo Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, cuya Administración ha estado quitando prioridad a las iniciativas ambientales y climáticas. Los monitores de calidad del aire de Estados Unidos midieron las peligrosas partículas finas (conocidas como PM2,5) que pueden penetrar profundamente en los pulmones y provocar enfermedades respiratorias, afecciones cardíacas y muerte prematura.

La Organización Mundial de la Salud calcula que la contaminación atmosférica provoca la muerte de unos 7 millones de personas al año. La noticia de la supresión del intercambio de datos provocó la reacción inmediata de los científicos, que afirmaron que los números suministrados eran fiables. Así, permitían controlar la calidad del aire en todo el mundo y ayudaban a impulsar a los diferentes Gobiernos a limpiar el aire que respira los ciudadanos.

Un duro golpe para la investigación mundial

Bhargav Krishna, experto en contaminación atmosférica de Sustainable Futures Collaborative, con sede en Nueva Deli, calificó la pérdida de datos de «gran golpe» para la investigación de la calidad del aire. «Formaban parte de un puñado de sensores en muchos países en desarrollo y servían de referencia para entender cómo era la calidad del aire», señaló Krishna. «También se consideraban una fuente de datos bien calibrada e imparcial para cotejar los datos locales si había dudas sobre la calidad», añadió.

«Es una verdadera lástima», afirmaba Alejandro Piracoca Mayorga, consultor independiente sobre calidad del aire, con sede en Bogotá (Colombia). Las embajadas y consulados estadounidenses en Lima, Perú, São Paulo y Bogotá han demostrado ser una valiosa fuente de información. «Fue un medio de acceso a información sobre la calidad del aire independiente de las redes locales de vigilancia. Proporcionaron otra fuente de información para comparar», explicaba.

El tráfico avanza lentamente en una carretera mientras el smog envuelve las áreas de Lahore, Pakistán.
El tráfico avanza lentamente en una carretera mientras el smog envuelve las áreas de Lahore, Pakistán.AP Photo/K.M. Chaudary, File

Khalid Khan, experto y defensor del medioambiente en Pakistán, se mostró de acuerdo, afirmando que el cierre de la vigilancia sobre la calidad del aire «tendrá consecuencias importantes». Khan señaló que los monitores de Peshawar (Pakistán), una de las ciudades más contaminadas del mundo, «proporcionaban datos cruciales en tiempo real» que ayudaban a responsables políticos, investigadores y ciudadanos a tomar decisiones sobre su salud.

«Su retirada supone una laguna crítica en la vigilancia medioambiental, que deja a los residentes sin información precisa sobre las condiciones peligrosas del aire», afirmaba Khan. Así, señalaba que las personas vulnerables de Pakistán y de todo el mundo corren un riesgo especial, ya que son las que menos posibilidades tienen de acceder a otros datos fiables.

En África, el programa proporcionó datos sobre la calidad del aire de más de una decena de países, entre ellos Senegal, Nigeria, Chad y Madagascar. Algunas de esas naciones dependen casi por completo de los sistemas de vigilancia estadounidenses para sus datos sobre la calidad del aire.

La base de datos de la OMS sobre la calidad del aire también se verá afectada por el cierre del programa estadounidense. Muchos países pobres no llevan a cabo un seguimiento de la calidad del aire, porque las estaciones son demasiado caras y complejas de mantener, por lo que dependen totalmente de los datos de vigilancia de las embajadas estadounidenses.

Los monitores estadounidenses reforzaron los esfuerzos locales

En algunos lugares, los monitores estadounidenses de la calidad del aire impulsaron a muchas naciones a iniciar sus propias investigaciones sobre la calidad del aire y aumentaron la concienciación, según Krishna. En China, por ejemplo, los datos de la Embajada de Estados Unidos en Pekín contradijeron los informes oficiales del Gobierno, mostrando niveles de contaminación peores de los que habían sido reconocidos por las autoridades. Esto llevó a China a mejorar la calidad del aire.

Las autoridades de la provincia oriental pakistaní de Punyab, que lucha contra una forma de contaminación atmosférica debida, principalmente, a las emisiones de los coches, de fábricas e incluso a la combustión de carbón, indicaron que no les afectaba la retirada de los monitores estadounidenses. El secretario de Medio Ambiente, Raja Jahangir, indicó que las autoridades de Punyab tienen los suyos propios y planean comprar 30 más.

Una mujer lleva una mascarilla delante de un cartel que muestra el índice de calidad del aire en Bangkok, Tailandia.
Una mujer lleva una mascarilla delante de un cartel que muestra el índice de calidad del aire en Bangkok, Tailandia.AP Photo/Sakchai Lalit, File

Shweta Narayan, responsable de campaña de la Alianza Mundial por el Clima y la Salud, sostiene que el cierre de los monitores en la India representa un «enorme revés», pero también una «oportunidad crucial» para que el Gobierno indio dé un paso al frente y cubra las lagunas existentes.

«Reforzando su propia infraestructura de control de la calidad del aire, garantizando la transparencia de los datos y fomentando la confianza pública en la información sobre la calidad del aire, la India puede establecer un punto de referencia en materia de rendición de cuentas y gobernanza medioambiental», afirma Narayan.