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Buscan convertir biomasa en hidrógeno verde

La producción de hidrógeno verde es señalada como la gran promesa energética del futuro. Sin embargo, su elevado costo y la competencia por fuentes de energía renovables han sido desafíos difíciles de sortear. Ahora, un nuevo enfoque basado en la biomasa podría cambiar las reglas del juego: un innovador proceso permite la coproducción de hidrógeno verde y bioácidos de alto valor, abriendo una puerta hacia una economía más sustentable y eficiente.

Este avance, detallado en un estudio publicado en Green Chemistry y desarrollado por investigadores del proyecto GH2, financiado por la Unión Europea, el European Innovation Council e Innovate UK, evalúa la viabilidad ambiental y económica de esta nueva tecnología. Los resultados son prometedores y apuntan a una solución que no solo reduciría la huella de carbono de la industria química, sino que también generaría nuevos modelos de negocio más rentables.

Una oportunidad para maximizar el potencial de la biomasa

El hidrógeno verde, producido a partir de energías renovables como la eólica o solar, ha sido la alternativa más buscada para descarbonizar sectores industriales y de transporte. Sin embargo, su producción a través de electrólisis sigue siendo costosa y depende de la disponibilidad de electricidad limpia. Aquí es donde entra en juego la biomasa, un recurso abundante que, con las tecnologías adecuadas, puede transformarse en una fuente eficiente y sostenible de hidrógeno.

El estudio analiza la producción simultánea de hidrógeno verde y cuatro bioácidos clave: ácido acético, ácido fórmico, ácido láctico y ácido succínico. Estos compuestos son esenciales en la industria química y tienen múltiples aplicaciones, desde la producción de plásticos biodegradables hasta el desarrollo de nuevos materiales y fármacos.

La coproducción de estos bioácidos junto con hidrógeno verde maximiza la eficiencia del proceso, reduciendo costos y aprovechando al máximo la materia prima, lo que convierte a este método en una alternativa muy atractiva frente a los sistemas convencionales.

¿Cómo funciona este proceso?

La clave de esta innovación reside en un proceso conocido como deshidrogenación catalítica de biomasa, que permite extraer hidrógeno de compuestos orgánicos al mismo tiempo que se generan bioácidos de valor agregado.

  1. Conversión de la biomasa: Se parte de residuos agrícolas, forestales o industriales ricos en carbono. Mediante un proceso de hidrólisis y fermentación controlada, se transforman los compuestos orgánicos en precursores químicos.
  2. Reacción de deshidrogenación: Mediante el uso de catalizadores avanzados, se extraen los átomos de hidrógeno de la biomasa, generando gas de hidrógeno de alta pureza junto con bioácidos en un mismo proceso.
  3. Separación y purificación: Tanto el hidrógeno como los bioácidos se separan y refinan para su uso en aplicaciones industriales, desde la producción de energía hasta la fabricación de plásticos y productos químicos de alto valor.

Este enfoque no solo reduce la dependencia de combustibles fósiles, sino que también optimiza el uso de la biomasa, permitiendo una mayor rentabilidad y sustentabilidad.

Impacto ambiental y económico: un cambio de paradigma

El sector químico es responsable de aproximadamente el 2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La adopción de tecnologías basadas en biomasa podría ser un factor clave en la transición hacia una industria más limpia.

Menos emisiones, más eficiencia

Los resultados del estudio muestran que todos los sistemas analizados tienen un menor impacto ambiental en comparación con los métodos convencionales de producción química y de hidrógeno. La reducción de emisiones de CO₂ y el aprovechamiento de residuos agrícolas hacen que esta tecnología sea una de las más prometedoras en términos de descarbonización.

Viabilidad económica en un mundo con impuestos al carbono

El modelo también resulta atractivo desde el punto de vista financiero. A medida que los impuestos al carbono aumentan y las regulaciones ambientales se endurecen, las industrias que adopten esta tecnología podrían beneficiarse económicamente. La capacidad de producir bioácidos junto con hidrógeno permite diversificar ingresos y amortizar más rápidamente la inversión en infraestructura.

El ácido acético, la estrella del proceso

Entre los bioácidos analizados, el ácido acético se destacó como el más prometedor, superando a sus competidores en términos de viabilidad económica y beneficios ambientales. Su versatilidad en la industria química y su creciente demanda lo convierten en un componente clave para la rentabilidad de este modelo.

¿Un nuevo horizonte para la bioeconomía?

Este enfoque basado en la coproducción de hidrógeno y bioácidos representa una oportunidad única para avanzar hacia una economía más circular y resiliente. A diferencia de otros métodos de producción de hidrógeno verde, que dependen exclusivamente de la electrólisis y la energía renovable, este modelo se apoya en la biomasa, un recurso renovable y ampliamente disponible.

Además, la integración de estos procesos en industrias ya existentes permitiría una transición más sencilla y menos costosa hacia una química sostenible. Empresas del sector energético, petroquímico y agrícola podrían incorporar esta tecnología sin necesidad de cambiar por completo su infraestructura, lo que aceleraría su adopción a nivel global.

El futuro del hidrógeno y la química verde puede estar en la biomasa

La coproducción de hidrógeno verde y bioácidos a partir de biomasa podría marcar un antes y un después en la industria química y energética. Con beneficios ambientales claros, una mayor eficiencia en el uso de recursos y un atractivo potencial económico, esta tecnología tiene el potencial de convertirse en una pieza clave de la bioeconomía del futuro.

Si bien aún quedan desafíos por superar, como la optimización de catalizadores y la escalabilidad del proceso, el estudio del proyecto GH2 demuestra que este camino es viable y competitivo. En un mundo que avanza rápidamente hacia la descarbonización, las industrias que apuesten por este modelo no solo estarán reduciendo su impacto ambiental, sino también asegurando su lugar en el mercado del futuro.

Fuente: BioEconomía.info