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India alcanzó su meta de E20 antes de lo previsto y lanza un nuevo mandato de etanol E30 para 2030

No fue un anuncio cualquiera. Tampoco una meta simbólica. La decisión que acaba de tomar el gobierno de India representa un giro estratégico con impacto global: tras haber alcanzado anticipadamente su objetivo de mezcla del 20% de etanol en las naftas —previsto originalmente para 2030—, el país no solo celebró el logro, sino que inmediatamente redobló la apuesta y fijó una nueva meta: etanol al 30% para 2030.

En tiempos en los que muchas naciones apenas comienzan a explorar sus estrategias de descarbonización, India demuestra que avanzar rápido no solo es posible, sino necesario. Y lo hace desde una posición clave: es el tercer mayor consumidor de petróleo del planeta, detrás de Estados Unidos y China. Reducir esa dependencia no es solo una cuestión ambiental, sino también económica y geopolítica.

Un hito que llegó antes de lo previsto

Desde el 1º de abril de 2025, todas las estaciones de servicio en India están obligadas a comercializar nafta con un 20% de etanol (E20). Ese objetivo, fijado inicialmente para 2030, se alcanzó cinco años antes gracias a una combinación de voluntad política, inversión estatal y compromiso productivo.

Lejos de conformarse, el gobierno del primer ministro Narendra Modi anunció el nuevo mandato de E30, elevando a un nuevo nivel su ambición energética. El nuevo objetivo implica que, para el cierre de la década, toda la nafta expendida en el país deberá contener un 30% de etanol.

Menos petróleo, más autonomía

India importa más del 85% del petróleo que consume. Esa dependencia implica no solo un enorme gasto en divisas, sino una exposición crónica a la volatilidad del mercado internacional de crudo.

El etanol, en cambio, puede producirse localmente a partir de cultivos como caña de azúcar, maíz o cereales excedentarios. La mezcla con combustibles fósiles no solo reduce la necesidad de importación, sino que disminuye las emisiones contaminantes y genera oportunidades de ingresos más estables para los productores agropecuarios.

El gobierno estima que, en la última década, el programa de mezcla de etanol ya permitió ahorrar más de ₹1.2 lakh crore (unos 14.000 millones de dólares) en importaciones energéticas.

Cómo se logrará el E30

Para cumplir con este nuevo hito, India deberá escalar drásticamente su capacidad de producción. Según Atul Chaturvedi, presidente ejecutivo de Shree Renuka Sugars Ltd., se requerirá entre 15.000 y 16.000 millones de litros anuales de etanol. La industria azucarera puede aportar menos de la mitad de esa cifra. Por eso, será fundamental integrar otros cultivos como el maíz y eventualmente, acelerar el desarrollo de tecnologías de segunda generación.

Entre ellas, cobra relevancia el aprovechamiento de residuos agrícolas. En especial, la paja de arroz, un subproducto abundante en India que suele ser quemado a campo abierto, generando graves episodios de contaminación urbana. Transformarla en etanol permitiría, a la vez, reducir emisiones, diversificar la oferta de materias primas y resolver un problema ambiental crítico.

Inversión, logística e infraestructura: los verdaderos desafíos

Los principales desafíos para la implementación del etanol E30 son de tipo logístico y financiero. Será necesario invertir en nuevas plantas de procesamiento, almacenamiento, redes de distribución y sistemas de trazabilidad.

También se requerirá adaptar la flota vehicular. Los fabricantes ya trabajan en modelos compatibles con E30 y se espera que crezca la oferta de vehículos flex-fuel. En paralelo, comenzarán a surgir soluciones de adaptación para el parque automotor existente.

Una tendencia global que gana fuerza

India no es el único país que está apostando al E30. Paraguay fue el primero en implementarlo oficialmente, en marzo de este año, marcando un hito para América Latina. Brasil, por su parte, avanza con decisión: tras ensayos exitosos que demostraron la viabilidad técnica y los beneficios ambientales del E30, el Ministerio de Minas y Energía anunció que trabaja para incorporarlo a nivel nacional.

“El E30 nos va a permitir independizarnos, de una vez por todas, de las importaciones de gasolina”, declaró el ministro Alexandre Silveira. La medida se enmarca dentro del programa RenovaBio y la iniciativa Combustibles del Futuro, que buscan consolidar a Brasil como líder mundial en biocombustibles.

La convergencia de India, Brasil y Paraguay en torno a un objetivo compartido no es casual. Muestra que el sur global no solo es capaz de innovar, sino de liderar.

En definitiva, lo que India propone no es solo una política de combustible. Es una visión de futuro. Una donde la agricultura, la energía y el desarrollo industrial se integran para construir una economía más limpia, más justa y menos dependiente. Si el siglo XX fue el siglo del petróleo, el XXI podría ser —cada vez con más fuerza— el del etanol.

Fuente: Bioeconomía.Info